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Miquel Fañanàs publica un 'psicothriller' amoral ambientado en la cárcel Modelo de Barcelona

No tuvo suficiente valor para presentar su última novela negra sin la presencia de su abogado. Así lo confesó ayer Miquel Fañanàs (1948) en la Llibreria 22 de Girona, su ciudad natal, junto al letrado penalista Manel Mir, que actuó como presentador de la decimocuarta incursión del periodista en el mundo de las letras: Un bon dia per matar, un bon dia per morir.En esta novela, que inaugura la serie negra de la colección Ramon Llull de la editorial Planeta, Fañanàs se ha puesto en la piel de un burócrata, Evarist Tous, que un día descubre con sencillez el placer del asesinato. El protagonista de la historia es capaz de convertir en una "experiencia rejuvenecedora" el asesinato de una anciana quisquillosa que consigue sacar de sus casillas al anodino empleado de una agencia de seguros. Éste, como venganza, acaba sacándole a la vieja los ojos con una cucharilla. El autor no ahorra crudeza al lector, pero tampoco la explota hasta el límite. Los aficionados al género negro sin demasiadas complejidades psicológicas encontrarán en la obra un buen número de crímenes, algunos descritos con una aspereza distante que abre senderos hacia el humor negro. En otros casos los crímenes son servidos como una pizza rápida, como por ejemplo los asesinatos en el metro mediante un oportuno empujón ante el paso del convoy. Fañanàs sostiene que es la novela que ha escrito con mayor satisfacción y confía en que esta sensación pueda transmitirse al lector. El autor, ex concejal socialista del Ayuntamiento de Girona, aseguró que su novela es puramente descriptiva y que no tiene un ápice de moralismo. Fañanàs explicó durante la presentación que Un bon dia per matar, un bon dia per morir era una novela casi maldita, puesto que parecía negarse a llegar a la imprenta. Cuando se la dio a leer a un lector de confianza, éste le dijo que no estaba acabada y debía continuarla. El autor le hizo caso, pero después perdió el disquete en el que la tenía guardada y tuvo que reescribir 170 páginas. Después, fue la propia editorial la que perdió su copia. A pesar del empeño del destino para evitar su aparición, la obra ha sido finalmente publicada.

El abogado penalista Manel Mir, que inspira a uno de los personajes de la obra, elogió el estilo llano y de fácil lectura de Fañanàs, al tiempo que destacaba que sus descripciones del mundo de la justicia estaban tan bien documentadas que podrían haber sido firmadas por un juez o un abogado de larga experiencia.

Mir explicó que en la obra aparece también muy bien retratada la presión que los medios de comunicación ejercen sobre un importante caso judicial cuando los periodistas se convierten en jueces paralelos. Algunas escenas de la segunda parte del libro transcurren en el interior de la prisión Modelo de Barcelona. El autor explicó que se había documentado con la ayuda de un funcionario de prisiones. Un bon dia per matar, un bon dia per morir completa su itinerario con una visión de los trapos sucios de las altas finanzas: el mundo de la especulación de bolsa y el blanqueo de dinero.

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