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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Del Ivima

Nos dirigimos a usted con la intención de completar algunas de las manifestaciones vertidas por el gerente del Ivima en su reciente comparecencia ante la Asamblea de Madrid para explicar la labor realizada por el organismo que él dirige.Tenemos que comenzar reconociendo que son ciertas muchas de las peripecias que el señor French contó ante los diputados autonómicos y de las que nuestros barrios han sido y son sufridores (quiebras de empresas constructoras o negativa de éstas a continuar obras ya comenzadas, paralización de las fases por vecinos irregulares o por situaciones anómalas que siguen largos procesos jurídicos, etcétera), pero al mismo tiempo es preciso recordarle al máximo responsable del Instituto de la Vivienda de Madrid que las instituciones públicas tienen entre sus cometidos procurar que se agilicen procesos que de otra forma resultarían eternos, así como el prever la adopción de todas aquellas medidas que eviten la aparición de problemas, y por supuesto, la aplicación escrupulosa de la ley.

En opinión de esta asociación vecinal, es ese último cometido el que el Ivima no ha cumplido adecuadamente desde el inicio del proceso de remodelación en el que se encuentran inmersos, desde hace más de 14 años, los poblados A y B de Fuencarral, con otros 11 barrios más, y al amparo del decreto 100/86 acometieron un programa de remodelación que, con muy pocas excepciones, una de ellas los barrios mencionados, ya ha finalizado.

Los datos son bien ilustrativos de esa realidad: al día de hoy, en el poblado B hay entregadas 146 nuevas viviendas, 130 más construidas pero todavía no ocupadas, faltando por edificar alrededor de 210 viviendas.

En el poblado A hay construidas y entregadas 211 viviendas; dos fases que contabilizan un total de 59 viviendas se han quedado a medio construir porque la empresa constructora, JOCA, se niega a continuar las obras alegando que pierde dinero, quedando por construir todavía cerca de 200 viviendas más.

Para esta asociación vecinal, así como para las personas afectadas, parece evidente que algo ha fallado cuando el Ivima no ha sido capaz de construir mil viviendas en cerca de 15 años, para unas familias que desde hace más de cuarenta han vivido en casas de unos 32 metros cuadrados, en muchos casos con humedades.

La primera pregunta que cualquier observador imparcial se haría es: ¿se han dedicado las partidas presupuestarias necesarias para realizar la remodelacíón de estos dos barrios en un tiempo razonable? La respuesta parece clara: no, y éste es el primer gran incumplimiento y a la vez problema.

Mantener durante ese periodo tan largo de tiempo a dos barrios permanentemente en obras, con una parte de las familias ya en sus nuevas viviendas y la gran mayoría en otras que en muchos casos no reúnen las condiciones necesarias para ser consideradas como tales, con zonas de ambos barrios urbanizadas o semiurbanizadas y otras que recuerdan a ciudades del Tercer Mundo, crea unos problemas de convivencia e incluso de desarraigo social muy importantes.

En segundo lugar es preciso que se sepa que la gran mayoría de las viviendas nuevas se ha construido sin licencia municipal.

En tercer lugar, las relaciones entre la Administración autonómica y local no han funcionado nunca. Se ha tardado más de dos años en lograr que el Ayuntamiento recepcionase una obra y lograr que una plaza tuviese alumbrado público.

Por último, cuando una empresa constructora, como es su obligación, quiere comenzar una obra con todos los permisos municipales en regla, el Ivima no es capaz de prever esa obligación y la obra en cuestión está sufriendo ya un retraso de seis meses. -

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