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Conjuros contra el alcalde

La Sala Caracol fue escenario esta medianoche de un pacto satánico entre decenas de brujas escobudas, sombras enmascaradas y cirujanos sanguinarios para conseguir el relevo de José María Álvarez del Manzano al frente de la alcaldía de Madrid. El pacto había sido convocado por la Asociación No Nos Resignamos, a través de su plataforma 99 Actuaciones para cambiar de alcalde, en una noche muy especial: la de Halloween.Se trata de una celebración de origen celta, surgida en Escocia e Irlanda, que hoy cuenta con mucho arraigo en Estados Unidos. Señala el origen del invierno en los países nórdicos. La tradición dice que la del 31 de octubre es la única noche a lo largo del año en la cual está libremente permitido invocar al diablo y lograr su intercesión para satisfacer intereses propios. "Soy capaz de aliarme con los muertos con tal de que este freak nos deje en paz de una vez", dice Juan Carlos, un joven de Vallecas que ha acudido a la sala de Embajadores a primera hora. Para conseguir el propósito de los convocantes, reemplazar cuanto antes al alcalde, fue llamado a la alianza satánica el grupo teatral De Función, que realizó una parodia sobre las consecuencias -"funestas", dice Juan Ignacio Crespo, mentor de No Nos Resignamos- de la privatización de la funeraria sobre los madrileños. La moraleja de la pieza fue que cuatro damas y dos caballeros, disuadidos por la carestía, acaban por merendarse una tibia carnosa de un sujeto al que su viuda intentaba enterrar.

Entretanto, el personal convocante repartía entre los centenares de asistentes certificados orlados con calaveras y encabezados por un gran murciélago bajo cuyas alas se leía: "El portador de esta cédula ha satisfecho la cantidad de 100 pesetas que le convierten en titular de la funeraria". Y se añadía un ripio acorde con la noche: "Manzhalloween con sus bendiciones / se las convertirá en mil millones". La rúbrica es doble: el Regidor, un tal Pepe Manzhalloween y Asesora y atesora: Don Rodrigo.

Una vez vendidas las cédulas, el grupo Orujo de Brujas, de Móstoles, comenzó un concierto de hip-hop de corte antifascista, fusionado con metal duro y mucha caña. "Y muy buena", dijo Mercedes, una chica que daba grandes botes vestida de bruja, con sombrero de hebilla y todo. La falda escocesa de Óscar Míguez, líder del grupo, recordaba el origen escocés de la fiesta que se celebraba. Óscar cantó por la libertad de Mummia Abú Jamal, condenado a muerte en Estados Unidos en 1982; por la libertad sexual, por la liberación animal y pidió desalojar al PP del Ayuntamiento, mientras en el escenario irrumpió un joven disfrazado con una careta de José María Aznar, con abrigo loden austríaco, y una bruja muy coruja repartía manzanas envenenadas "para Manzano y secuaces", gritaba Óscar desde el escenario.

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