España, mejor que nunca

Treinta países más

Los mejores Juegos de la historia y la mejor representación española de la historia. No hay otro resumen para lo acontecido en Sydney, en los Juegos Paralímpicos, que bajaron ayer el telón con una ceremonia de clausura espectacular, contemplada en directo por más de 100.000 espectadores, que llenaron el estadio Australia de Sydney y vieron apagarse la llama paralímpica tras 12 días de competición. Nunca se atrevió a tanto el equipo español. La pretensión con la que acudió a Sydney era la de acercarse lo más posible a la cosecha de Barcelona 92, en cuyos Juegos se conquistaron 107 metales. Igualada está la cifra. Pero con un matiz. En Sydney se han alcanzado los 39 oros, lo que ha colocado a España en la tercera posición del medallero, mientras en Barcelona, igual que en Atlanta, se había quedado quinta.Se trata, por tanto, del mayor éxito conseguido jamás por una selección española en unos Juegos. Lejos quedó en el medallero Australia, la anfitriona, que amén de una organización modélica ha demostrado el altísimo nivel de sus deportistas. Un total de 147 medallas han premiado el rendimiento del conjunto australiano, el mejor del torneo. En segundo lugar quedó el Reino Unido, que alcanzó los 129 metales. La mayor desilusión, por contra, ha corrido a cargo de Estados Unidos, que ha bajado del primer puesto que ocupó en Atlanta al quinto.

El colofón al excepcional rendimiento del combinado español lo puso Javier Conde, el abanderado en la apertura, que logró la medalla de oro en el maratón. Conde, discapacitado físico de los brazos, se ha convertido en uno de los grandes de la historia del deporte paralímpico español. Conde, de 36 años. logró cuatro medallas de oro en Barcelona, dos en Atlanta y en Sydney ha unido al metal dorado del maratón la plata en los 5.000 metros. Dos horas 32 minutos y 2 segundos tardó Conde en hacer el recorrido, superando en un minuto al segundo, el inglés Mark Brown. Mientras, Rosalía Castro se iba más lejos que nadie en la prueba de longitud para deficientes visuales, en la que ganó con un salto de 5,22, récord del mundo. La última medalla del día para el equipo español, la que hacía la número 107, la consiguió el equipo femenino de goalball, que atrapó la plata.

Muchos nombres propios han destacado en el combinado español. Por ejemplo, el de Purificación Santamarta, la atleta ciega que a sus 37 años participaba en sus sextos Juegos. Santamarta logró el oro en los 400 y la plata en 100, con lo que suma un total de 16 medallas. Que pudo ser una más si una decisión arbitral no la deja sin el metal conquistado en los 200 metros. Otra de las sensacipnes del equipo español fue el nadador Richard Orive, que sufre parálisis cerebral, y que se colgó al cuello la friolera de cinco oros, en 50, 100 y 200 metros y en los relevos 4x50 y 4x100.

Y en la piscina ha maravillado Xavi Torres, que sufre una amputación congénita en las cuatro extremidades, y que a las ocho medallas que había conquistado en Barcelona y Atlanta ha añadido otras cuatro. Pero para sensación, la de Sebastián Rodríguez, un vendedor de cupones que siguió la edición de Atlanta por televisión y que se empeñó en lograr alguna medalla en la piscina del Acuatic Center. Cinco ha conseguido, todas de oro.

La mayoría de las medallas españolas llegaron en los dos grandes deportes de los Juegos, la natación y el atletismo. 47 metales fueron conseguidos en la piscina, donde España demostró ser la mayor potencia del mundo, y 36 en el estadio olímpico, resultados estos que demuestran la enorme salud del deporte paralímpico español: "No sólo ha habido una consolidación del deporte discapacitado español, sino que ha habido un enorme progreso", declaró satisfecho José María Arroyo, presidente del Comité Paralímpico Español. "Y hay que tener en cuenta que en estos Juegos se han incorporado 30 nuevos países. El tercer puesto es un enorme triunfo de deportistas, técnicos, medios... De todos". Poco antes de que se apagara la llama, Robert Steadward, máximo responsable en el mundo del deporte para discapacitados, clausuraba la XI edición de los Juegos Paralímpicos, a la que definía como "la mejor de la historia". Con 107 medallas guardadas en sus maletas, la expedición española puede decir lo propio.