"Al Gobierno no le interesa que parezca que lo único que hace es reivindicar"
No le gustan las cuotas, ni las etiquetas y se confiesa "muy normalita y pragmática". Montserrat Badía (Madrid, 1950), la nueva cara y voz del Gobierno andaluz, antepone ante todo la "fidelidad" a las personas con las que trabaja y a los proyectos globales. Y recuerda que gobernar es "hacer las mejores cosas para los ciudadanos".Pregunta. Debe ser de las pocas políticas cuyo nombramiento ha sido bien acogido ¿A qué lo atribuye?Respuesta. Supongo a que estaba un poco retirada de la escena política. Tampoco he ocupado un puesto de relevancia y eso hace que no tenga por qué haber tenido mucho enfrentamiento con la gente. No sé, pienso que será por eso. Procuro llevarme bien con todo el mundo y utilizar la parte buena de nosotros para conseguir cosas.
P. ¿Por qué cree que Chaves ha pensado en usted?
R. Eso lo podrá responder el presidente. Habrá un poco de todo. Me conocía como concejal y he trabajado con él como directora general. En todas sus escalas de decisión y de poner pesos y contrapesos, al final pensó que yo podría hacer este papel. Espero no defraudarle.
P. El otra día la describían como una superwoman. ¿Se identifica con esa expresión?
R. No, qué va. Llevo muchas cosas por delante, pero eso no es ser una superwoman, sino una mujer de mi edad, de mi generación, que hemos llevado las casas como nuestras madres y estamos todo el día en la calle. Y eso requiere una dedicación . Soy muy normalita y bastante pragmática.
P. ¿Está de acuerdo con las cuotas femeninas?
R. Vamos a ver: las cuotas sirven para una sensibilización en cuanto que la mujer tiene que tener un posicionamiento mayor que el que tiene. Eso sí lo veo positivo, siempre que no sea una cosa de cumplimiento a rajatabla a todos los niveles. Es la orientación que tiene que tener todo el mundo en el ámbito de la política, la economía... La verdad es que cada vez que veo los consejos de administración de los bancos me da repelús. ¡Es imposible que no haya una mujer en los consejos de la banca, imposible! Las hay y eso no es admisible. Me parece bien que se exija para las listas de partido, a nivel sindical y a otros muchos, siempre que no se lleve al extremo de decir: 'Me da igual que te interese este trabajo porque una mujer tiene que estar'.
P. O sea que a usted no le gusta estar en los cargos por cumplir con la cuota.
R. No, no. No me gustaría llegar a un puesto por eso. A lo mejor porque en la vida he tenido la suerte de poder estar haciendo cosas sin tener que reivindicar que era mujer. No me gustaría generalizarlo porque hay mujeres que no han tenido oportunidades.
P. El PSOE hizo un esfuerzo para que sus listas fueran paritarias y luego resulta que es el PP el que ha sido el primero en nombrar a dos mujeres al frente de los puestos más importantes del Estado.
P. Vivimos en una sociedad de imágenes y parece que se visualiza mucho por parte del PP el poner a mujeres en puestos relevantes, pero eso no quiere decir que tenga una política de igualdad. Si vamos a otros niveles, a puestos de poder económico, pocas mujeres pone el PP.
P. Y hablando de imagen, ¿cómo cree que es la del Gobierno andaluz?
R. El Gobierno tiene la continuidad en determinados miembros, lo cual es lógico porque ha estado ganando elecciones; tiene una parte de novedad; y luego ha habido incorporaciones de personas valiosas del PSOE. Ahí se aglutina una heterogeneidad de gente que tendrá que dar riqueza, frescura y entusiasmo.
P. Parece que algunos consejeros se sienten más cómodos con la bandera del enfrentamiento que con la de la gestión.
R. Creo que hay que gobernar para hacer las mejores cosas para los ciudadanos. Lo que pasa es que cuando estás constatando abandono, que no hay una apuesta clara del Gobierno por Andalucía, que hay retraso en las transferencias, el no reconocimiento de hechos tan claros como el censo, que no hay un reparto como correspondía de fondos europeos, pues... Creo que la confrontación no es buena por si, pero la reivindicación sí. Al Gobierno tampoco le interesa que parezca que lo único que tengamos que hacer es una reivindicación, de hecho todas las iniciativas que se plantean son para demostrar de que, independientemente de que tengamos unas deficiencias que creemos que le corresponde al Gobierno de la nación subsanarlas, pues aquí, con los medios y los recursos que se tiene, se está intentando hacer la mejor política posible.
P. ¿Qué opina de cómo se ha llevado todo el proceso de las cajas de ahorros?
R. Hubiera sido más deseable que la ley de cajas no se hubiera tenido que aprobar al final de la legislatura pasada porque precipita situaciones. Me parece que la posición del PP no es leal a la autonomía andaluza. No es bueno que el mayor partido de la oposición esté apostando por ir en contra de una ley aprobada por la Cámara. Es una falta de rigor y un desprecio al Parlamento. Es indiscutible que aquí se han mezclado muchas cosas, la propia ley y procesos de inicios de fusiones. Pero, y el presidente ha sido claro, hay una ley y todas las cajas deben adaptar sus estatutos.
P. ¿Cuándo ingresó en el PSOE?
R. Pues no sé la fecha con exactitud. Fue después del proceso de primarias. Yo no era militante de carné en las dos elecciones internas [la de José Borrell y José Rodríguez de la Borbolla, a los que apoyó]. Me pareció muy interesante la participación de los militantes y pensé que podía serlo también el estar dentro de la estructura del partido. Soy militante ahora pero hace mil años hice una inscripción, no sé, se perdería... Es importante estar en los partidos, pero no más que trabajar para un proyecto socialista. Me consideraba militante de a pie y por eso me afilié.
P. ¿Y le colocaron las etiquetas de borrellista y borbollista?
R. Bueno, hay gente que quiere, pero no me considero etiqueta de nadie. Uno tiene que ser fiel con las personas que trabaja y con los proyectos globales. Con eso, nadie necesita etiquetas.
P. Usted defendió la postura del grupo socialista de no presentar unos presupuestos alternativos cuando asesinaron a Alberto Jiménez-Becerril, que fue el autor del proyecto. ¿Volvería a tomar la misma decisión?
R. Sí. No me gusta que la gente considere al político como a alguien frío, sin sentimientos y que, en un momento en el que te estás desbaratando, tienes que adoptar una actitud más calculadora. No sé..., no creo que beneficie a nadie. Nosotros lo dijimos y así lo hicimos. Y a los cuatro días estabámos planteando las mismas cosas que habíamos previsto. Yo agradecí a mi grupo el que en aquel momento fuéramos personas, no animales políticos que sólo estuviéramos pensando en el día siguiente, que ése te lo ganas si te lo trabajas.
P. ¿Le molestaron las críticas que hizo el PSOE por esa decisión?
R. No. No he recibido en mi vida cartas más bonitas. Y eso me importaba mucho.
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