Francia retira dos meses el carnet de conducir a quien sobrepase en 40 kilómetros el límite de velocidad

Ojo con apretar el acelerador en Francia. Superar el límite de velocidad en 40 kilómetros por hora hará que la autoridad suspenda el permiso de conducir hasta por dos meses, sin perjuicio de lo que una comisión administrativa o un tribunal decidan. Cualquiera que haya observado la rapidez con la que se circula en Francia se sorprenderá al saber que el exceso de velocidad se equipara a la alcoholemia. La autoridad retira permisos con una tasa de alcohol en sangre de 0,8 gramos por litro, pero también por cosas que en España forman parte de la vida cotidiana, como saltarse semáforos en rojo.

Visto de otra forma, la medida podría interpretarse en el sentido de que se concede una tolerancia de 40 kilómetros/hora para excederse; el Gobierno ha disipado esa impresión, con promesas como la de "reforzar las unidades especializadas de la Gendarmería y de la Policía Nacional", inundar el país de radares y multiplicar los controles.

Quien se quede sin permiso puede, desde luego, recurrir: tiene 15 días para dirigirse a una comisión administrativa, pero fuentes del grupo interministerial para la seguridad del tráfico, que preside el primer ministro, reconocen que hay "una reflexión pendiente" sobre mejores garantías a los que caigan en manos de tales comisiones. También se puede recurrir a los tribunales, con las garantías formales e inconveniencias prácticas que esto implica.

Un trato especial se dispensará a los novatos. Menos de un tercio de ellos considera grave circular por encima de los límites de velocidad. Si cometen infracciones graves, los titulares de permisos de menos de dos años de antigüedad habrán de seguir un "cursillo de sensibilización" y tendrán que pagarlo.

Francia está horrorizada con el número de muertos, una tasa de 16,4 por cada mil millones de kilómetros recorridos, por encima de la media europea (15,8), pero claramente por debajo de España, país al que esta tétrica contabilidad atribuye 37,5 fallecidos por cada mil millones de kilómetros (Portugal, con 44,2 muertos y Grecia con 53,3 encabezan la siniestralidad europea).