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El valor de la fuente

Ingeniería invertida

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Los piratas informáticos asaltan Microsoft y copian durante tres meses sus códigos secretos

El código fuente de los programas es para Microsoft la caja fuerte que contiene sus derechos de propiedad intelectual. Aunque aparentemente los piratas sólo copiaron los ficheros sin manipularlos (o al menos eso se esforzaba en garantizar ayer la compañía), el botín informático podría llegar a convertirse en un elemento capaz de revolucionar el mercado actual. Hay varias hipótesis en las que trabajan los agentes del FBI junto con los expertos de Microsoft. Las teorías van desde el improbable chantaje informático (es decir, que los piratas traten de conseguir un rescate en metálico a cambio de la devolución o la destrucción de los ficheros) hasta la más sencilla de las explicaciones: que el asalto se haya llevado a cabo para demostrar que puede hacerse.

Microsoft esconde en el "código fuente" de sus programas las mayores virtudes y los peores errores de sus programadores. Esta dicotomía hace que los archivos sean igual de suculentos para quienes desean aprovechar sus enseñanzas o sus defectos. Cualquier empresa del sector pagaría por conocer los secretos de los programas de Bill Gates igual que cualquier forajido informático sería feliz buscando agujeros entre las líneas de programación de Windows.

Con el "código fuente" bajo llave, Microsoft conserva su batuta en el mercado informático. Pero en manos de un programador, esa información puede facilitar la creación de programas similares -si no idénticos- a los originales o permitir la mejora del grado de compatibilidad de las aplicaciones con Windows.

Muchas empresas informáticas tratan de llegar hasta el "código fuente" de Windows a través de la llamada "ingeniería invertida", la ciencia que trata de determinar el funcionamiento de un producto mediante la disección de ese producto final. Es el caso de un grupo de investigadores que, bajo el nombre de Wine, trata de encontrar la tecnología capaz de permitir que los programas de Windows funcionen de igual manera en el sistema operativo Linux. Si Linux ya es por sí un sistema con código abierto, semejante avance lo convertiría en un competidor firme de Microsoft; la información robada puede permitirlo si llega a manos de esos programadores. El gran peligro es que los archivos se aprovechen para buscar defectos de programación de los que puede no estar al corriente ni la propia compañía. Con el "código fuente", los hackers tienen la mejor herramienta para buscar grietas de seguridad.

Sea cual sea la intención de los piratas informáticos, el saqueo planteará siempre la pregunta más obvia: ¿Cómo es posible que se colara en los ordenadores de Microsoft un virus troyano de sobra conocido en el mundo informático?

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