"En el cine no hemos dado suficiente expresión al horror del franquismo"

La espalda del mundo, la última producción de Elías Querejeta (Hernani, 1934), es un conmovedor documental sobre los desheredados de cualquier parte. Rodada en Perú, Turquía, Suecia y Estados Unidos, la película, dirigida por el joven peruano Javier Corcuera, recoge tres historias, a cada cual más dolorosa: un niño peruano que pica piedra para ayudar a su familia; una mujer kurda encarcelada en Turquía, alejada de su marido, exiliado, y un hombre que espera en el corredor de la muerte, en Texas, a ser ejecutado. Querejeta es coguionista de La espalda del mundo junto a Corcuera y Fernando León de Aranoa.Pregunta. ¿Por qué se decidió a producir este documental?

Respuesta. Porque me interesan los demás. El primero que me interesa soy yo mismo. No es posible lo uno sin lo otro. Queríamos hacer una cosa con motivo del 50º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Corcuera, Aranoa y yo decidimos concentrarnos en la explotación infantil, los presos de conciencia y la libertad de expresión y la pena de muerte expresados a través de El niño, la palabra y la vida, tres capítulo de una misma historia para mí.

P. En Andalucía, los realizadores se quejan de la escasez de productores. ¿Cuál es su opinión?

R. La Federación Nacional de Productores reúne a más de 200 productores, lo que significa que no hay pocos. Es más que suficiente. Ahora bien, si hay más de 200 y se producen 80 películas al año, la proporción dice que hay productoras que no financian ninguna al año. Ese misterio no sé resolverlo.

P. ¿Qué ha cambiado más en el cine español de los últimos 25 años?

R. Una cosa fundamental. Ahora vivimos en una democracia, mejorable, como todo, y antes era el horror. En el franquismo, jamás hubiera podido hacer La espalda del mundo. En este momento, una agencia turca ha protestado por la película.

P. Me refería al cine desde la muerte de Franco.

R. Eso daría para escribir un libro. Salir de un sistema de censura y horror no es fácil. Mi respuesta será distinta a la de un joven de 30 años que haga cine y no haya vivido el franquismo, pero lamento la pérdida de la memoria del horror. En el cine no hemos dado una expresión suficiente a ese larguísimo periodo.

P. ¿Son inevitables los desacuerdos entre escritores y cineastas en las adaptaciones?

R. Ese tema no me interesa. Una novela es una novela y una película es una película. Cada una tiene su propia estructura narrativa. Un filme puede nacer de una novela, un cuento, una conversación, una mirada... de muchísimas cosas, pero no tiene por qué someterse a aquello de lo que procede. Tiene que adquirir vida propia.