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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El 34 infernal

Eran las 7.45 de la mañana, llegué a la parada del autobús de la calle Marqués de Vadillo y me sorprendió ver más gente de la habitual esperando a esas horas. El autobús tardaba y tardaba y tardaba y cómo no, cumpliendo las infalibles leyes de Murphy, pasaban todos los autobuses de la EMT menos el que queríamos coger. Los futuros pasajeros del terrorífico vehículo intercambiaban miradas psicópatas de nerviosismo.Por fin llegó, ¡qué alivio!, qué efímero, por otro lado; el autobús venía completamente lleno, ¡a la caza de un sitio! Todo esto, haciendo un alarde de agilidad increíble, puesto que ahora ya es obligatorio validar el Abono de Transportes y corres el peligro de que, mientras lo hace esto, algún desalmado te quite ese sitio fantástico que tenía tu nombre puesto.

El autobús de la línea 34 continuó su recorrido de bote en bote, lleno de hormonas adolescentes, de gritos, de movimientos incontrolados, de palabrotas y palabrotones, algún mochilazo que otro... ¡Socorro, sáquenme de aquí!

El autobús seguía engullendo gente como un poseso a pesar de que los pasajeros decían "no cabemos, no cabemos", y cuando por fin llegamos a Oporto, ¡horror!, había entre 30 y 40 personas esperando en la parada, ansiosas de invadir el escaso espacio que aún teníamos.

Se produjo una avalancha humana a través de las tres puertas y la inmensa mayoría de los que subieron fueron unos pecadores ilegales, puesto que no cumplieron el requisito necesario para ser viajero de la EMT de validar el abono transportes, excepto un viajero que tenía los brazos de tres metros y medio de largo y pudo alcanzar una de las tres escasas y diminutas máquinas de validación.

A partir de entonces, ya no cabía ni Cristo, y eso que es omnipresente. El autobús no pudo recoger a los frustrados viajeros que quedaban en tierra.

El resto de esta cotidiana odisea se puede imaginar; la reflexión que hago al respecto es que, entre otras cosas, si se va a calcular el número de autobuses de acuerdo al número de viajeros que valida el abono, me da la impresión de que vamos a seguir viajando igual que corderos que van al matadero cuando lo que nos han vendido es que el servicio mejorará; ¿cómo?, ¿calculando el mínimo necesario para que sigamos igual de apretados?-

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