Arte para el deseo
Cuando buscaba material para el Museo Erótico de Madrid, la gente la miraba. La gente la miraba como diciendo: "Pero esta chica tan fina, ¿cómo es que busca estas cosas?". También a Silvia Villanueva le daba, al principio, como un poco de corte, como un poco de apuro. Silvia Villanueva (¿cuántos años tendrá?), licenciada en Bellas Artes, se ha pasado tres años recorriendo anticuarios, museos, colecciones particulares. Tres años buscando besos estampados en papel, coitos detenidos en arcilla, falos endurecidos en el mármol, tetas pulidas en madera, vírgenes ardientes, dioses lujuriosos.Silvia Villanueva es la directora del Museo Erótico de Madrid (MEM) que hoy se inaugura y que mañana abrirá sus puertas al público. Un museo que cobrará las visitas a 1.000 pesetas. Una pasta, aunque habrá precios especiales para grupos.
-Es que esto no es un sex shop. Es un museo dedicado al arte erótico, como el que tienen ciudades como Berlín, el Beate Uhse, o Amsterdam o Barcelona.
Silvia Villanueva (es muy joven) conoce el mundo del erotismo. Y sabe las diferencias entre un museo y una tienda de sexo. Ella trabajó en una de ellas.
-Y, ¿sabe lo que le digo? He aprendido muchas cosas de la mente humana que nunca imaginé. Pasan tantas cosas, se ve tanto... Sólo hay que mirar. Sólo.
Silvia Villanueva nació en Bilbao (¿cuándo?), estudió en la Universidad del País Vasco, hizo teatro, diseñó alguna escenografía... Un día alguien le propuso montar el museo y aceptó. Buscó a Eusebio Bonilla, licenciado en Geografía e Historia, especializado en Antropología Americana, y decidió aplicar todo el rigor académico a su idea de museo erótico.
-Esto no va a ser una acumulación de objetos. Aquí todo tendrá su explicación. Tendrá su contexto histórico.
Será una historia del hombre a través de la carne. Se darán conferencias, habrá exposiciones...
-¿Y vendrán colegios como a los museos clásicos?
Silvia Villanueva tiene aire tímido. Pero detrás de esa sonrisa con la que rompe la seriedad de sus palabras, se adivina una firmeza de hierro. Ahora mira de frente. Dice sin inmutarse:
-Me encantaría. A mí me gustaría que los institutos incluyeran visitas guiadas a este museo. Que los jóvenes, que los adolescentes aprendan con toda naturalidad la belleza del sexo, la alegría de lo erótico. Ojalá.
El museo es de propiedad particular. Ocupa dos plantas en la calle Doctor Cortezo. Cinco salas temáticas, un aula de conferencias, otra de exposiciones temporales que hoy abrirá sus puertas con una muestra de pintura, escultura y fotografía. Y está casi pared con pared de los cines Ideal y de un comedor y ropero para indigentes, el del Ave María. Alimento para el cuerpo y para el espíritu. Y sin cambiar de acera.
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