Oriente Próximo y García Montero

La solución en Oriente Próximo, con un conflicto tan largo ya como el que ha venido enfrentando a israelíes y palestinos, es demasiado compleja como para hacer fáciles y simples distinciones entre buenos y malos. Aunque no me cabe la menor duda de que la provocación de Ariel Sharon no ha sido la única causa de un levantamiento popular en el que también habrían tenido mucho que ver las actitudes más radicales del fundamentalismo palestino, no escribo esta carta con el ánimo de opinar sobre unos hechos sobre los que sólo el tiempo arrojará luz.Respetando todas las opiniones sobre el conflicto, incluidas aquéllas que se limitan a condenar la política del Gobierno israelí y a exculpar de toda responsabilidad a los palestinos, deseo expresar mi discrepancia con el texto que Luis García Montero publicó en estas páginas el 14 de octubre. Me parece muy desproporcionada la relación que en este artículo se establece entre el ejército israelí y "los batallones hitlerianos" y entre la visita de Sharon a la explanada de las mezquitas y "un tren cargado de mujeres, hombres y niños en dirección a una cámara de gas". Creo que este tipo de afirmaciones irreflexivas no ayuda en nada a la causa palestina (a la que se está en perfecto derecho de apoyar) y, en cambio, sirve para crear confusión en torno al nazismo, que, desde luego, sale muy bien parado de la comparación. Sería muy deseable que, para defender los derechos de los palestinos, no fuera necesario negar la singularidad del nazismo ni convertir a los israelíes, y menos aún a los judíos en general, en los malos de una película de nazis.- Sultana Wahnón. Granada.