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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La herencia de Anguita

La descarnada pugna por el poder en que se ha convertido el debate interno de Izquierda Unida está proyectando una imagen de cierto patetismo. La formación que hizo bandera del programa-programa sólo discute sobre el reparto de la capa del padre de la idea. Y lo peor es que esta vez no podrán culpar a la prensa, los sindicatos o los submarinos del PSOE, dada la general indiferencia con que está siendo seguido el debate previo a la VI Asamblea Federal, que se celebra el próximo fin de semana. Tras la oficialización, ayer, de la candidatura de Ángeles Maestro, que se une a las de Francisco Frutos y Gaspar Llamazares, serán tres los aspirantes.La crisis organizativa es un efecto demorado del descalabro electoral de marzo: IU perdió cerca de la mitad de sus votos y pasó de 21 a 8 diputados. La enfermedad de Anguita en vísperas de los comicios, que le impidió presentarse como candidato, le permitió diluir su responsabilidad en el resultado. En su balance organizativo figuraban hitos como la expulsión de Nueva Izquierda y las rupturas internas de Galicia y Cataluña a cuenta de la política de alianzas. Pero la hipótesis según la cual la vanguardia se fortalece depurándose no se verificó: la unidad interna siguió vacilante tras las purgas.

El pacto con los socialistas improvisado por Frutos en ausencia de Anguita no evitó el desastre y proporcionó una coartada al sectarismo tradicional: ellos habían dado alcaldías y presidencias autonómicas a la derecha en 1995 por su negativa a pactar con el PSOE, pero a los pactistas no les había ido mejor. Y como los socialistas de Rodríguez Zapatero renegaron de la experiencia, Frutos se quedó sin bandera.

La de Llamazares era la de una cierta renovación. Pero la entrada en liza de Frutos, que se presentó a sí mismo como candidato de consenso, le obligó a buscar apoyos muy heterogéneos. Desde la secretaría general del PCE, disco duro de la coalición, Frutos se ofreció a integrar al otro sector. Su argumento de que una división al 50% haría ingobernable a Izquierda Unida tiene fundamento, pero Llamazares asegura contar con más delegados, por lo que sugiere que sea el otro quien se integre en su candidatura. En la confusión ha sido Anguita quien finalmente ha entrado de número dos de la lista de Llamazares, lo que, desde luego, no encaja con la idea de renovación. Así está el tema a tres días de la Asamblea.

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