"Me están matando desde los 14 años", afirma la mujer
La pequeña Tamara, de 12 años, duerme desde hace días abrazada a su madre. Eusebio, de 14, llora por cualquier motivo. A Carmen, de 17, la más introvertida, que ha necesitado incluso el apoyo de un psicólogo, cada vez le resulta más difícil hablar. Y Pedro, a sus 19 años, se ha convertido sin darse cuenta en el cabeza de familia. CuandoTany Moreno, su madre, ingrese esta tarde en prisión, él se hará cargo de la custodia de sus tres hermanos, aunque la patria potestad seguirá siendo de ella."No me importaría quitarme la vida, porque vivir no me interesa. Si sigo aquí es sólo por mis hijos", confiesa Tany a todo aquel que logra acercarse a ella. "Me llevan matando desde los 14 años, cuando me obligaron a casarme con un hombre que no quería". Luego vino Vicente... y el calvario. Ahora que había logrado tener una casa y a mis hijos juntos....".
Tany vive las últimas horas antes de ingresar en la cárcel de Alcalá-Meco con sus cuatro hijos pegados a ella. La palabra injusticia es la que más repiten, tanto ellos como los miembros del movimiento ciudadano de Rivas y los ediles que les acompañan en esta agonía.
Ayer, Tany salió bien de mañana de su casa para acudir al Ayuntamiento de Rivas y asegurarse de que sus cuatro hijos seguirán juntos. Las autoridades se lo han prometido. De regreso a casa apenas probó bocado. Pidió quedarse tranquila para preparar una pequeña maleta que se llevará a la cárcel y estar pendiente de Pedro, Carmen, Tamara y Eusebio.
No reza... porque cada vez le cuesta más creer. Julia González y Rosana Díaz, las dos concejales de IU de Rivas que están junto a ella, explican que su antigua fe se ha esfumado. "No cree en nada", cuenta Julia. "Hoy me ha dicho: 'Tanto le he pedido a Dios que no llegase este momento... Tanto le he pedido a Dios en mi vida... y mira...".
Pedro actúa de portavoz familiar: "No queremos perder a nuestra madre otra vez. Siempre hemos estado solos. Hemos pasado por reformatorios, instituciones de la Comunidad..., pero siempre hemos estado solos hasta que mi madre, hace cuatro años, logró reunirnos. Sobre Pedro ha caído, además de la responsabilidad de cuidar de sus hermanos, la de de ayudar a su sustento. "Voy a empezar a trabajar de jardinero el día 1. El dinero me preocupa y la responsabilidad me da miedo, pero lo que me quita el sueño es que nos vuelvan a repartir por ahí".
Al ser el mayor, Pedro recuerda más que ninguno cómo era la vida con sus padres. "Yo veía como algo normal que mi padre pegara a mi madre cuando le pedía algo y no se lo daba. Pensaba que entre matrimonios las cosas se hacían así. La relación con nosotros tampoco me resultaba extraña porque mi padre siempre fue así. Sólo hay que ver el cuerpo de mi madre para ver las huellas que le ha dejado mi padre. Pero eso son los golpes; lo que le ha dejado por dentro, eso... eso, no se ve".
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