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Concierto entre 'okupas'

Melón Maguila, el cantante y guitarrista de grupo catalán Trimelón, lo espetó en mitad de su concierto: "Ahora que estamos cerca del Pirulí, ¡Abajo la tele!". Sobre el escenario del Centro Sozial Okupado La Nevera (Miguel Fleta, 3), Maguila estaba cantando para más de dos mil enardecidos jóvenes que habían acudido la madrugada del domingo a despedir al grupo vasco Joxe Ripiau, de los hermanos Íñigo y Xabier Muguruza. Trimelón hacía las veces de telonero de Los Ripiao, pero no le hacía falta malmeter sobre la tele. A los que allí estaban congregados se les podía acusar de muchas cosas, menos de verla mucho. O, si lo hacen, de no quedarse con nada de su ética y estética.Su aspecto poco tiene que ver con los muchachos de Al salir de clase o Compañeros, y la música que les calienta no va por seguir las pautas de ese "No cambié, no cambié, no cambié" con el que un espeluznante trío pasea ahora por los programas de variedades, que se deshacen en chistes y gracias a su costa. Acudir a decir adiós a Los Ripiau junta la militancia y las ganas de fiesta. Joxé Ripiau deja atrás 300 conciertos en casi cinco años de carretera y cuatro reveladores discos en los que batieron las músicas populares de Centroeuropa, el Magreb, el Caribe y del País Vasco. Cinco años de lucha actuando en locales como La Nevera, una antigua fábrica de frigoríficos abandonada y gestionada por un colectivo de jóvenes que lo utiliza como lugar de encuentro de las inquietudes que no encuentran cauce en la cultural oficial.

Íñigo, al bajo; Xabier, al acordeón; Asier, con el trombón, y Sergio, en las percusiones, han sintonizado juntos los cuatro, bajo el nombre de Joxe Ripiau, con lo que se cuece en las casas okupadas de España que se gestionan como centros soziales y foros de debate. El antimilitarismo, la ecología, la insumisión, la simpatía hacia los pueblos oprimidos, las conductas libertarias, los presos políticos, la oposición a las consecuencias de globalización de la economía o la normalización de los usos de todas las drogas son algunas de las cuestiones en las que hacen causa común con sus seguidores.

Cerca de tres mil de ellos quisieron decirles agur (adiós, en vascuence) la otra noche en La Nevera. "Frente al pensamiento único, contrabando de ideas", era la máxima que se leía al fondo del escenario sobre las cabezas de los cuatro componentes de Joxé Ripiau. Una frase reveladora para los que se quieren sentir fuera del sistema. Los que abajo del escenario brincaban con los arreones de José Ripiau son los mismos jóvenes que se manifestaron el Seattle, o hace poco en Praga (se reclamó la libertad de los dos españoles encarcelados por esas manifestaciones en un solo grito) y cada vez que se reúne el Fondo Monetario Internacional.

Abrazados los cuatro Ripiau, lanzaron a la vez un agur emocionado. Era el final de la última de sus actuaciones en Madrid.

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