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FÚTBOL Internacional

Brasil, en manos de un portero

El ex guardameta Leão, con fama de prepotente y conflictivo, dirigirá a la selección brasileña tras la negativa de varios candidatos

Huelga en su contra

Parece increíble, pero a lo largo de semanas hubo en Brasil un puesto bien pagado (alrededor de 1,3 millones de dólares), capaz de conducir buenos profesionales a las cumbres de la popularidad y de la gloria, y el ofertante, la Confederación Brasileña de Fútbol, no lograba que ninguno de sus candidatos lo aceptara. Por fin, el pasado jueves hubo un sí, y la selección brasileña volvió a tener un entrenador: el exarquero Émerson Leão. La rotunda negativa de otros tres candidatos -Felipe Scolari, Carlos Alberto Parreira y Oswaldo de Oliveira- deja claro que la selección del único país que logró cuatro campeonatos mundiales vive un momento especialmente tumultuoso, y que el mismo fúbtol brasileño pasa por una crisis sin precedentes. El último entrenador, Wanderley Luxemburgo, salió bajo la furia de la hinchada y una marea de denuncias que podría mantenerlo por un buen tiempo lejos de las canchas.

Leão, que integró el seleccionado brasileño en cuatro mundiales (dos como titular, dos como reserva) aceptó el puesto sabiendo que no era la primera opción. Al contrario: las seguidas negativas de otros entrenadores ya habían transformado la cuestión en motivo de risas. Al ser divulgada su contratación, un grupo de aficionados se postó en la puerta de la CBF gritando "não, não, não, Leão não", lo que provocó del ex guardameta, conocido por su prepotencia, un comentario escueto: "Es natural, toda unanimidad es burra".

La fama de Leão, más que sus méritos inegables como uno de los grandes arqueros del país, se debe a la admirable colección de enemigos que ha coleccionado a lo largo de su vida, primero como jugador y, luego, como entrenador.

En 1998, él había dicho que no tenía entre sus grandes sueños dirigir a la selección brasileña. Al ser contratado, preferió decir: "Ya lo esperaba, siempre quise llegar a la Selección". A los 51 años, dueño de una fama de vanidoso que rehusa aceptar, Leão asume un puesto que le exigirá, desde sus primeros momentos, saber cómo enfrentarse al descrédito del público y de muchos jugadores. Para imponer respeto, Leão ha dicho: "Nadie está convocado por anticipado". Ni siquiera Romario.

Leão es famoso precisamente por su inmensa capacidad de crear conflictos con jugadores y dirigentes. Como entrenador del Internacional de Porto Alegre terminó con la carrera de Dunga, el capitán de la selección que dió el tetracampeonato a Brasil, a quien echó del club. En el Atlético de Minas Gerais, acabó con Taffarel -portero titular de la selección e ídolo del público-; y en sus tiempos de jugador, llegó a provocar una inusitada huelga de sus colegas del Flamengo, que no lo querían en el equipo. En el Corinthians también se enfrentó al legendario Sócrates.Pese a todo, el nuevo seleccionador ha sido uno de los mayores arqueros brasileños. En sus tiempos fue muy admirado, pero incluso sus seguidores más entusiastas reconocían que era una persona intratable. Es uno de los cinco jugadores que ha sido más de cien veces internacional.

Además de su temperamento, otro dato le trajo fama: sus piernas. En 1985, el público femenino elegió a Leão como dueño de las más bellas piernas de Brasil. Resultado: fue contratado por un fabricante de calconcillos, y apareció en centenares de spots vistiendo una prenda exigua y exibiendo las famosas piernas. De ahí pasó a aparecer en avisos de chocolate, polos, bancos, televisores y yogures, pero vistiendo pantalones. Ahora los va a necesitar más que nunca.

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