Muerte en directo

Recién llegado, y con la impresionante imagen -nunca anteriormente presenciada, tampoco cuando no había mamparas antisuicidas, a pesar de vivir donde vivo- todavía circulando en mis pantallas sensoriales de forma obsesiva, les escribo para comunicarles la tremenda sensación que causa el ver a escasísimos metros (y desde abajo) la muerte en directo de un especialista que se tira del Viaducto de la calle Bailén haciendo puenting durante la filmación de la última escena del día de una película.Tras el golpe en seco sobre el asfalto, inmediatamente se produjeron escenas dantescas de consternación, rabia, pena y llanto entre el escaso público presencial, del que yo formaba parte -acababa de aparcar mi coche justo en ese momento debajo mismo del Viaducto, mientras la gente de la película me esperaba para rodar la comentada última escena-, y todos los miembros del rodaje buscaban algún tipo de explicación a lo inexplicable, a la probablemente excesiva longitud de la cuerda que sujetaba al especialista.

Tras el más que luctuoso suceso, uno se pregunta por las razones que han hecho posible tan lamentabilísimo accidente.

Porque si el Ayuntamiento de Madrid se gastó hace bien poco la friolera de 60.000.000 de pesetas en colocar unas del todo inútiles mamparas para evitar suicidios en la calle Bailén -las atormentadas mentes suicidas siguen existiendo, a pesar del pío alcalde, y lo siguen intentando desde este simbólico punto, doy fe-, es inconcebible cómo se deja seducir por los billetes de la productora de turno para, esta vez sí, permitir el rodaje de un suicidio en teoría de ficción que, desgraciadamente, repito, resultó ser más real y más caro que ningún otro.

Por eso espero que, tras esto, nuestro excelentísimo señor alcalde Álvarez del Manzano y López del Hierro, como gusta llamarse, prohiba terminantemente desde ahora las escenas con los argumentos descritos, aun a costa del lucro cesante que con toda certeza dejará de ingresar su Casa Consistorial. En caso contrario, seguiría contradiciéndose. Todo por el vil metal.- . .