_
_
_
_

El Macba exhibe la variedad de lenguajes artísticos de Öyvind Fahlström

El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) inauguró ayer la exposición antológica Öyvind Fahlström, que permite comprender en toda su dimensión la obra de este artista de origen escandinavo nacido en Brasil. Fahlström supo apropiarse de vocabularios y signos antiguos y contemporáneos para construir un lenguaje que, a pesar de su parentesco con el pop-art, supo trascender cierta proyección vacua de este estilo y construir un discurso cargado de referencias sociales.

Pictogramas precolombinos

La exposición, de la que son comisarios la viuda del artista, Avery Fahlström; Manuel Borja-Villel, director del museo, y Jean-François Chevrier, es una producción del Macba y podrá visitarse hasta el 9 de enero de 2001.Artista de relieve, Öyvind Fahlström (1928-1976) ha sido, sin embargo, ubicado en un territorio de la historia del arte con el cual se interrelaciona, pero del que a la vez no puede señalarse como paradigma. Su obra no sólo es el cuadro Ruleta, presente en la exposición del Macba y en muchas de las publicaciones antológicas sobre pop-art. Su trabajo es compromiso y apropiación del lenguaje de los medios de comunicación, como el cómic, pero no sólo para transgredirlo irónicamente, sino también para crear un nuevo lenguaje con el que ofrecer una visión crítica de la sociedad.

"Fahlström era un artista babélico, no sólo por su conocimiento y uso del inglés, el brasileño y el del sueco, sino por el interés por articular nuevos lenguajes", afirmó ayer en la presentación de la exposición Jean-François Chevrier. El comisario de la exhibición explicó que Fahlström creó dos lenguajes nuevos basándose en el sonido de los pájaros y en las onomatopeyas de los cómics. Precisamente, su mundo plástico, tal como puede comprobarse en la exposición, se encuentra próximo a la estética de la historieta.

El artista tomó elementos de las viñetas del dibujante underground Robert Crumb para realizar algunas de las piezas tridimensionales que pueden contemplarse en la exposición. Pero tal como recordó Chevrier, "Fahlström articuló, tal como hacen los grandes artistas, el ahora y el tiempo pasado". La exposición parte de obras pictóricas inspiradas en pictogramas precolombinos y otras de marcado cariz surrealista.

Chevrier también destacó el carácter abierto de las expresiones artísticas de Fahlström, que frecuentó la escritura y la poesía de manera paralela y entrelazada con su obra plástica. También como genuino artista de su tiempo intervino en performances, muy habituales en el Nueva York de principios de los sesenta, donde fijó su residencia. En la exposición pueden verse algunos de sus trabajos audiovisuales. En uno de ellos aparecen personas adultas y jóvenes que se encuentran en situaciones mentales fronterizas. "Fahlström se mostraba muy sensibilizado por temas de infancia ya que de pequeño tuvo que vivir la dramática separación de sus padres debido a que la II Guerra Mundial estalló cuando ellos se encontraban en Suecia y él en Brasil", explicó Borja-Villel. También se proyecta el cortometraje en 16 milímetros Mao-Bob Hope-March (1967), basado en actos de revuelta estudiantil. Asimismo puede contemplarse en la exposición la instalación The little general (Pinball machine) (1967-1968), en la que en un estanque flotan diversas imágenes evocadoras de elementos bélicos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El hecho de que la viuda del artista haya cedido durante dos años todo el archivo de Fahlström ha contribuido a la realización de esta exposición.

Carles Ribas

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_