El Celta añora a Catanha
La falta de gol impide a los gallegos recuperar el liderato
Como en los viejos tiempos, la falta de gol amargó el asalto del Celta al liderato. Dependía el primer puesto de deshacerse del Alavés, un equipo más que correcto, pero que no puede competir en talla con el de Balaídos. El Celta adornó el fútbol, tuvo capacidad de reacción ante un primer gol de los visitantes y desperdició los 87 minutos restantes. El equipo añoró a Catanha, ayer sancionado, como si el nuevo internacional de Camacho hubiera vestido de celeste toda la vida. Después del gol de Karpin no llegó ningún otro y reincidió el equipo en su viejo fantasma: una falta de pegada que convierte las ansias de títulos del equipo en meras fantasías.El inicio del encuentro fue tan intenso como prometedor. En apenas tres minutos se le anuló un gol a McCarthy, se le concedió un penalti al Alavés y Karpin igualó el marcador. El partido estableció las intenciones de los dos equipos, que dejaron constancia de su condición de animadores del campeonato. Unos centímetros impidieron al sudafricano convertir en gol el primer balón que toca en lo que va de campeonato, una vez cumplido un meritorio papel con la selección de su país en los Juegos de Sydney.
CELTA 1ALAVÉS 1
Celta: Pinto; Velasco, Cáceres, Djorovic, Manolo (Juanfran m. 46); Doriva, Giovanella; Karpin, Mostovoi (Jesuli m. 68), Gustavo López (Pablo m. 61); y Mc Carthy.Alavés: Herrera; Contra, Karmona, Téllez, Geli; Desio, Tomic; Azkoitia (Eggen m. 46), Jordi (Magno m. 73), Pablo (Ibón Begoña m. 78); y Javi Moreno. Goles: 0-1. M. 2. Penalti de Manolo a Azkoitia que transforma Javi Moreno. 1-1. M. 4. Centro bombeado desde la izquierda de Gustavo López, a Herrera se le cae el balón de las manos y el rechace lo transforma Karpin. Árbitro: Undiano Mallerco. Amonestó a Manolo, Geli, Giovanella y Desio. Unos 20.000 espectadores en Balaídos.
La siguiente jugada puso de manifiesto no sólo el peligro del Alavés, sino las peligrosas consecuencias de la más controvertida de las decisiones adoptadas por Víctor Fernández en el encuentro de anoche. Apostó por Manolo en lugar del agraviado Juanfran en el lateral izquierdo. Cuando el antiguo futbolista del Sporting se tuvo que estrenar se le escurrió Azcoitia, que fue enganchado de la camiseta. Javi Moreno convirtió el penalti y Manolo continuó con su calvario, persiguiendo sobras durante toda la primera mitad en el endeble carril izquierdo celeste.
Se cuestionó en Balaídos si el agarrón fue dentro o fuera del área, pero también fue motivo de discusión el salto entre McCarthy y Herrera en la jugada del empate, apenas un minuto más tarde. El caso es que al portero del Alavés se le escapó el balón en la pugna con el delantero y Karpin agarró el rechace con fuerza. A falta de tiempo para pulsar su fútbol, el Celta propuso al menos en su asalto al título capacidad de reacción.
El verdadero partido comenzó a partir de entonces. Dio inicio un choque igual de vibrante, pero ausente de gol; un encuentro en el que Gustavo López mantuvo un emocionante duelo con el rumano Contra, en el que el Alavés replicó con velocidad al dominio que el Celta ejerció de la pelota; en el que el equipo de Víctor Fernández adornó el fútbol y metió en el área a su rival, pero en el que no encontró el método para batir a Herrera.
Hubo una jugada que fue determinante para diagnosticar el estado en el que entró el equipo de Balaídos. Ocurrió apenas iniciada la segunda parte, cuando Karpin robó un mal saque de Herrera y centró para Mostovoi. El balón acabó en los dominios de Gustavo López, que en el área pequeña y con el portero en el suelo cabeceó fuera. Son esas acciones que la hinchada del Celta sabe cómo interpretar, después de tanto tiempo sufriendo la falta de gol de un colectivo por lo demás impecable.
Fernández rectificó en la segunda mitad, al sustituir a Manolo por Juanfran. Tapó una vía, pero los auténticos problemas de su equipo estaban situados bastante más delante. También el Alavés cambió su fisonomía en el intermedio, con la entrada en el campo del ex céltico Dan Eggen, que supuso la formación de una línea de tres centrales para frenar a McCarthy. No fue un cambio definitivo porque la cuestión que impidió al Celta acceder al liderato no estaba tanto en su rival como en su incapacidad para recuperar el gol cuando le falta Catanha. En su desesperación por abrir la meta rival, Víctor hasta prescindió de Mostovoi y Gustavo López. Pero ni así torció el rumbo del choque.
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