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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Otro toque de atención

Los significativos avances de la extrema derecha en las elecciones municipales y provinciales celebradas el domingo en Bélgica son un nuevo toque de atención para las democracias europeas en su conjunto y ante todo para los partidos tradicionales. Que el Vlaams Blok, cuyo mensaje es probablemente más xenófobo, racista y fascista que todos los lanzados por el Partido de la Libertad (FPÖ) de Jörg Haider en Austria, alcance el 33% de los votos y se convierta en el partido más votado en la ciudad de Amberes es alarmante. También superó el 20% en Malinas y Gante. Son muchos los países europeos en los que desde el final de la guerra fría se han transformado radicalmente los escenarios políticos. No son pocos los partidos democráticos tradicionales que parecen no haber sabido hacer frente a la nueva situación. Porque igual que el cinturón rojo de Viena, de voto socialdemócrata desde hace casi un siglo, se ha convertido en una fuente inagotable de votos para el amenazante Haider, en Bélgica, concretamente en la parte flamenca, son los conservadores los que pierden ante los populistas de ultraderecha.

La lucha contra el racismo y los neofascismos es una piedra angular de nuestro sistema de libertades europeo, que no puede jamás olvidar la trágica lección de los años treinta. En Alemania se han dado ya pasos significativos en la movilización contra esta extrema derecha, y el Gobierno cuenta con un informe jurídico sobre las posibilidades de prohibir el Partido Nacionaldemocrático, de tendencia nazi.

Se deben dar pasos en este sentido, pero no improvisarlos. Las democracias están obligadas a tener unos escrúpulos que importan un bledo a sus adversarios. Se requiere, por ello, tanta serenidad como decisión por parte de los demócratas para no ceder ante los mensajes de odio. Pero también una seria reflexión de los partidos democráticos europeos sobre su reiterado fracaso para impedir la fuga de votos hacia posturas políticas radicalmente opuestas a las suyas.

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