"Bajo el nombre de ocultismo hay mucho de mercadeo"
Dos pasiones llenan la vida de Felipe Alonso. Este madrileño de 46 años lleva más de 20 dedicado al periodismo, que le ha llevado a cultivar desde la información internacional a los temas locales, pasando por el ocio, la cultura y, desde hace siete años, la economía. Trabaja en la agencia Efe, pero no olvida su otra pasión: el ocultismo, que le cautiva desde que guarda memoria y que ha dado como último fruto un extenso recorrido por más de 7.500 vocablos relacionados con estos temas misteriosos y hasta temibles para algunos. Por él sabemos que el nombre de Azazel define tanto al macho cabrío que los judíos enviaban a errar por el desierto para que muriera, y con él todos los males del mundo, como al demonio representado por el macho cabrío que hace felices a las brujas en sus aquelarres. Curiosidades como éstas y definiciones muy exactas recogidas a lo largo de los años aparecen en su Diccionario Espasa de las ciencias ocultas (7.900 pesetas), publicado el pasado verano y que en sus 1.325 páginas presenta casi todo lo que muchos querían saber sobre el ocultismo y no se atrevían a preguntar.Pregunta. ¿Cuánto tiempo le ha llevado recopilar todas estas definiciones?
Respuesta. Desde que comencé a interesarme por estos temas, cuando era muy joven, me di cuenta de que tenía que apuntar un montón de cosas porque no entendía nada. De aquellas fichas he obtenido más de 24.000 voces, pero para el libro se han escogido algo menos de 8.000, porque era muy extenso.
P. ¿Qué son las ciencias ocultas en el mundo de ahora, tan material y realista?
R. Una forma de humanizarlo, de demostrar que el individuo está por encima de la voluntad de los poderosos, que siempre quieren decirle lo que tiene que hacer y pensar. Aunque muchas partes deben permanecer ocultas, lo que se puede conocer puede dar confianza al ser humano, que es infinito y no tiene por qué someterse al corsé de las clases dirigentes.
P. ¿Que opinión le merecen los foros, como el que hasta el día 15 de octubre se celebra en el Museo del Ferrocarril?
R. Hay de todo, pero predomina el negocio y el espectáculo. Bajo el nombre de ciencias ocultas hay mucho de mercadeo. No creo que nadie pueda leer las cartas por teléfono o dar una clase sobre magia celta cuando engloba un montón de cosas que no se pueden explicar ni en un día. Sólo nos falta que nos lean la mano enviando una fotocopia de la misma por fax.
P. ¿Ha practicado algunas de estas ciencias?
R. Nunca en plan profesional. Últimamente me dedico a la cartomancia y quiromancia, esto es, lectura de las cartas y la mano, para lo que debo estar en contacto con la persona, a la que no dejo que me diga nada porque me marcaría la lectura. También hice sesiones de espiritismo e hipnotismo, pero esto último lo dejé por miedo. Uno debe conocer sus propios límites.
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