Que los cojan
Por la sangre que derramaron y por todas las víctimas en su haber, por el desconsuelo de sus familiares y amigos. Por su cobarde y vil manera de atacar varios contra uno y escurrirse después disimuladamente. Por utilizar el miedo para someter a quienes no comulgan con sus ideas. Por disparar por la espalda y sin pestañear. Por desear la guerra, hacer la guerra y ser señores de la guerra. Por extorsionar como cualquier mafia despreciable. Por ser capaces de torturar día tras día, fríamente y sin piedad. Por el odio, porque odian y enseñan a odiar. Por desear el poder a cualquier precio. Por tener a la inmensa mayoría de los vascos hartos, indignados y sumidos en la desesperanza. Porque van de patriotas y su única patria es la de las tinieblas. Por amenazar de muerte y con la muerte de seres queridos. Por todos los vascos que dejaron su casa y su tierra para escapar del infierno que hicieron de sus vidas. Por mentir impunemente y sin dignidad. Por sembrar el dolor y la amargura. Por haber matado y dejado huérfanos a niños. Porque no les importan los demás, por vivir y pensar sólo para ellos mismos. Por culparnos y vengarse de los males que ellos engendran. Por la sinrazón de sus excusas y por la terquedad y la brutalidad con que llevan a cabo los medios para conseguir sus objetivos; porque sólo ellos están de acuerdo con su estrategia y la mayoría rechaza sus objetivos. Por provocar los más bajos instintos. Por haber escuchado sus reivindicaciones y haberlos sufrido con la paciencia que no se merecen. Por entrar en nuestras vidas para amargarlas, por sentirnos obligados a hablar y escribir sobre sus fechorías. Por el castigo que se imponen de matar y porque no pueden dejar de matar para existir. Por los que han de buscar cada día la bomba en su coche, por los guardaespaldas que murieron y por los que se juegan la vida. Por la arbitrariedad de sus actos y el desconcierto que producen. Por lo fácil que lo tienen. Porque no son víctimas ni inocentes. Porque no nos merecemos su maldad, quiero que los cojan a todos, a quienes nos cazan como a conejos y a quienes les ayudan para ello. Que los cojan, que los juzguen sin que les tiemble la voz a los jueces y que cumplan la condena entera, sin remilgos ni miramientos. Sin miedo.BEGOÑA MEDINA
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.