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PROFESIONES

Un estudio revela el malestar profesional de los médicos

Los colegios se perciben "vetustos y antidemocráticos", según el sindicato CESM

Excepto con las horas que trabajan y el tiempo que dedican a los pacientes, los médicos de la sanidad pública española están profundamente descontentos. Se quejan de sus salarios, de las oportunidades para investigar o para recibir formación y, sobre todo, de sus órganos de representación profesional. Según una encuesta elaborada por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), los colegios se asocian " con estructuras vetustas y antidemocráticas".

El secretario general de la CESM, Carlos Amaya, hace una profunda autocrítica del papel que han jugado hasta ahora los sindicatos médicos en regular la profesión e invita a que la hagan el resto de las organizaciones profesionales. "El nivel de motivación de los médicos es mínimo en cualquier aspecto de la encuesta. La reflexión es que esto requiere un cambio. Estamos desfasados. No hemos sabido comunicarnos ni con la sociedad ni con los profesionales", asume Amaya.Lo cierto es que en la encuesta realizada en todo el Sistema Nacional de Salud, los 1.535 facultativos que han participado no han dejado títere con cabeza. Consideran a los colegios de médicos "instituciones vetustas y antidemocráticas" al tiempo que rechazan la colegiación obligatoria. El rechazo afecta también a la Organización Médica Colegial, que agrupa a los colegios provinciales. Tampoco se sienten bien representados en las las sociedades científicas -sólo un 17% califica la gestión de su sociedad como buena-, ni en los sindicatos de clase ni en los sindicatos médicos. "Tenemos que irnos", dice Amaya, quien cree que, a diferencia de otros sectores, los médicos no han sido capaces de evolucionar en la organización y autoregulación de su profesión.

¿Qué quieren los facultativos españoles? Según esta encuesta, quieren cambios profundos en la organización de la sanidad pero sin que pierda sus características actuales. En otras palabras, es mayoritario el rechazo a las fundaciones y los consorcios, nuevas fórmulas de gestión aprobadas en la anterior legislatura. El descontento con la organización actual es mayor en los sistemas transferidos que en el territorio Insalud (el 38% de la asistencia sanitaria). Los encuestados aparecen muy divididos sobre quién debe pagar la sanidad. La opción mayoritaria, más del 40%, apuesta por que el usuario pague algo por su asistencia (copago).

Más de la mitad de los especialistas se considera mal pagado y con escasas expectativas de promoción profesional. Una gran mayoría coincide en señalar que "el rendimiento y los resultados asistenciales" deberían de ser los factores más importantes para fijar el salario, por encima de la dedicación exclusiva al sistema. Pero además, un 62,6% estima que deberían tener beneficios sociales o prestaciones complementarias como método de incentivación. Y entre las opciones elegidas destacan la formación y los días libres o las vacaciones. Los propios redactores del estudio subrayan la aparente contradicción que supone el que los médicos hagan escasas referencias a la investigación como posible incentivo "cuando es uno de los aspectos menos valorado en el trabajo diario y es citado con la misma frecuencia que la formación al establecer los componentes del salario".

La formación continuada aprece como otra gran carencia. Mientras el 85% de los encuestados la consideran de suma importancia, un 62,2% dice que no dispone de recursos suficientes para actualizar sus conocimientos. Son mayoría quienes opinan que deben ser sus centros o las administraciones central y autonómica quienes financien esta formación, cuando la realidad es que son ellos mismos o la industria farmacéutica quienes lo hacen, según refleja la encuesta.

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