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Me dirijo a usted con motivo de las informaciones aparecidas en su diario hace unos días y relativas a un incidente ocurrido el pasado día 16 en el Club de Campo de Madrid y en el cual una niña pequeña cayó a la piscina y tuvo que ser atendida e ingresada en el hospital La Paz.Ese día estaba presente en dicho complejo deportivo como un usuario más cuando sucedieron los hechos. Soy médico y cuando observé el revuelo que se formaba en la piscina me acerqué por si podía ayudar. En el momento que acudí, el socorrista del centro estaba atendiendo a una niña de unos tres años realizándole tareas de resucitación cardiopulmonar, concretamente masaje cardiaco. De manera conjunta junto con el socorrista y con la ayuda de otra bañista, comencé a aplicarle la respiración artificial, acción que se prolongó entre medio minuto y un minuto, momento en el que la niña comenzó ya con respiración y latidos espontáneos. Se unió posteriormente otro bañista que también se identificó como médico, especialista en anestesiología. En mi primer examen a la niña comprobé que tenía pupilas isocóricas y normorreactivas, y respondía a estímulos dolorosos. Cuando llegaron los efectivos del Samur, la niña ya estaba respirando de manera constante y regular, y la frecuencia cardiaca era rítmica y constante; después de realizarle tareas de estabilización, la trasladaron a un centro hospitalario.

Relato estos hechos y mi participación en ellos porque se ha llegado a decir en los medios de comunicación que la niña estuvo "hasta 15 minutos en apnea y al menos cuatro minutos bajo el agua" y creo que es necesario puntualizar que, por lo que yo comprobé, fue altamente improbable la permanencia durante tanto tiempo en esas condiciones.

He visitado posteriormente a Beatriz en el hospital en el que se encuentra ingresada, y lo más importante de todo el suceso es que se encuentra bien y que todo quedará en un lamentable incidente para ella y su familia.- Médico titulado en salvamento y socorrismo.