Rebajada la pena a un traficante de drogas por ser adicto a la cocaína

La Audiencia de Lleida ha condenado a tres años de prisión y a una multa de un millón de pesetas a Francisco M. P., un jubilado de La Seu d'Urgell acusado de traficar con cocaína. En el juicio, celebrado la semana pasada, el fiscal le rebajó la pena de ocho a seis años al considerar como atenuante su adicción a esta droga, sustancia que empezó a consumir cuando, una vez separado de su mujer, acogió en su domicilio a dos prostitutas drogadictas.El acusado, de 65 años y ex empleado de banca, ha sido condenado a pesar de que el tribunal no ha podido demostrar que fuera un traficante de drogas en el sentido estricto del término. En cambio, sí ha considerado probado que los 55 gramos de cocaína intervenidos en su domicilio eran para compartirlos con dos prostitutas que vivían con él. La sentencia señala que la droga estaba destinada, al menos en buena parte, "a favorecer y facilitar el consumo de terceros, principalmente de las personas con las que convivía de manera más o menos habitual". El delito de tráfico de drogas no exige un carácter lucrativo, sino que hay suficiente con el hecho de "favorecer, facilitar o promover el consumo de terceros a título gratuito".

Francisco M. M., que a juicio del tribunal presenta una personalidad histriónica y tiene necesidad de afecto y atención, entró en contacto con las drogas después de separarse de su mujer y de solicitar la jubilación anticipada en el banco donde trabajaba. Entre los años 1988 y 1999 la policía realizó tres registros en el piso que compartía con las dos prostitutas y le confiscó 55 gramos de cocaína, una balanza y 2,5 millones de pesetas. No se ha probado que el dinero procediera de la venta de drogas. El acusado aseguró en el juicio que toda la droga era para su propio consumo y para compartirla con las dos mujeres.