Agresión en el concierto
Soy músico y le escribo en relación a los acontecimientos que me sucedieron en Lozoya, en la provincia de Madrid. Tras ser agredido con un objeto mientras tocaba en el baile del pueblo, decidí dejar de tocar cuando tan sólo faltaban 20 minutos para terminar. Una vez identificado el individuo que realizó el lanzamiento del objeto, me propuse realizar una denuncia ante la Guardia Civil, presente en el evento.El resultado fue un conato de amotinamiento en contra mía de parte de la gente que se encontraba en el recinto. Tras recibir amenazas y comprobar que una dotación de la Guardia Civil no era suficiente contingente para frenar un linchamiento, desistí y decidí conversar con el delincuente en cuestión, con la alcaldesa, con un Guardia Civil y con un concejal. El resultado fue comprobar que la alcaldesa del PP justificaba la postura violenta de los ciudadanos de su pueblo por considerar que lanzar objetos a los músicos que amenizábamos el baile no era razón para sentirse despreciado y molestado en el desarrollo de nuestro trabajo.
A esta mujer le parece lógico que no se lancen objetos a los actores que actúan en una obra de teatro; sin embargo, argumentaba que nuestra situación, al igual que la de los futbolistas, es distinta y nuestra profesionalidad nos obliga a aguantar estoicamente insultos o lanzamientos de objetos por parte del público. Le escribo para que quede constancia pública del menosprecio que algunos alcaldes hacen de las instituciones que representan. Deterioran, asimismo, el Estado de derecho y de los derechos de los ciudadanos, para quienes supuestamente tienen que trabajar. La diferencia entre Lozoya, y su alcaldesa del PP, con un pueblo vasco y su alcalde batasunero es una simple cuestión de grado, ya que en ambos casos el representante de una institución pública justifica el uso de la violencia contra las personas que intentan ejercer sus propios derechos. - Jaime Alejandro Martínez.
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