Musulmanes moderados y fundamentalistas se enfrentan por el control del islam en España
Los Hermanos Musulmanes y Arabia Saudí financian las mezquitas más importantes
La inmigración magrebí ha disparado el censo de musulmanes en España hasta el medio millón de personas. Este grupo social en crecimiento registra un choque frontal entre partidarios de un islam tolerante y fundamentalistas. La falta de ayuda oficial está animando, según los moderados, las maniobras de grupos integristas financiados por Arabia Saudí para hacerse con el control político de esta religión. La Embajada saudí en España desmiente cualquier intención de influir tras los petrodólares que inyecta en centros de culto. Pero en las 45 mezquitas existentes el enfrentamiento es evidente.
La práctica totalidad de las más de cien asociaciones islámicas inscritas en España están divididas entre la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), de carácter moderado, y la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), con matices integristas. Un secretario general designado por cada una de ellas copreside la Comisión Islámica de España, que es el organismo encargado de tratar con el Estado. El grado de enfrentamiento es tal que ambos representantes no se hablan.El presidente de la FEERI era hasta ayer Mansur Escudero, un psiquiatra español. El de la UCIDE es Ryad Tatari, de origen sirio. Al parecer, el nacimiento de sus desavenencias reside en algo tan pagano como el dinero. En 1991 Tatari firmó por su cuenta con el Estado el acuerdo que sigue en vigor actualmente y que no contempla el capítulo de la financiación. La FEERI se vio obligada a secundarlo, so pena de quedar marginada. Para el Gobierno aquella firma fue un éxito económico. A la vista del riesgo de radicalización que ahora aflora, no está tan claro que lo fuera también político.
Los musulmanes se quedaron sin apoyo del Estado y pasaron a depender de la financiación de los países islámicos. Fundamentalmente, de Arabia Saudí, en donde impera la intransigente escuela wahabí, que tantos informes contrarios ha inspirado a grupos defensores de los derechos humanos como Amnistía Internacional. El papel de la Embajada de este país como transmisora de las directrices de las autoridades religiosas wahabíes está en el centro de la polémica. Según Mansur Escudero, hasta hace poco era el propio embajador quien otorgaba o negaba el permiso para celebrar asambleas en las instalaciones del Centro Cultural Islámico de Madrid, donde está la mezquita más grande de Europa. Sin embargo, las autoridades de este organismo niegan la financiación de Riad: "Pertenecemos a la Liga del Mundo Islámico. Esta organización internacional, que es la que abona nuestros sueldos, agrupa a todos los países musulmanes del mundo con el mismo derecho de voto", afirma su portavoz. Escudero discrepa: "Arabia Saudí ejerce un control absoluto en la Liga. Allí nadie se mueve sin la autorización del secretario general, que es designado por el rey".
El presidente de la UCIDE, el sirio Tatari, es también director de la importante mezquita del barrio madrileño de Estrecho, sobre la que pesan acusaciones de recibir dinero tanto de los saudíes como de los Hermanos Musulmanes [grupo fundamentalista de origen egipcio]. Él lo desmiente: "Nuestras aportaciones son de personas, no de organizaciones o países". Pero el agregado de prensa de la Embajada de Arabia en Madrid admite que su país proporciona ayuda económica a 12 mezquitas en España: "Entre ellas, la del Centro Cultural y la de Estrecho".
Jadicha Candela, asesora del Grupo Parlamentario Socialista y musulmana desde los años setenta, conviene que, a la vista de la situación, la existencia de un islam fundamentalista incrustado en la sociedad española no es una hipótesis descabellada a medio plazo.
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