Un mar de lágrimas
Los técnicos, sancionados
Una hora después de concluido el encuentro, Jesús Rollán todavía no había enjugado su llanto; ni Jordi Sans, ni Chava Gómez, ni Dani Ballart, ni las novias de varios jugadores, ni... "Hemos tenido la oportunidad de pasar a la final y... Creo que lo merecíamos", acertó a balbucear Rollán; "lo hemos dado todo siempre".Sans, que, a sus 35 años, ha disputado sus quintos Juegos, describía la situación: los veteranos tenían que ayudar a los jóvenes a recuperarse con vistas al partido por el tercer puesto contra Yugoslavia, pero no podía reprimir tampoco su emoción: "Ha sido un partido durísimo, a cara o cruz, y nos ha tocado la cruz, lo mismo que en la final de Barcelona contra Italia, cuando perdimos después de tres prórrogas. Habiendo estado diez años en las finales de todas las competiciones, no tenemos nada que demostrar a nadie. Me gustaría tener una medalla olímpica de cada color". "La rabia nos va a ayudar a sacar fuerzas de flaqueza contra Yugoslavia", aseguraba Gabriel Hernández.
El seleccionador, Joan Jané, se quedó de piedra al ser expulsado en el minuto 25. Según explicó, la nueva reglamentación es muy estricta, pero aseguró no haber dicho nada a los árbitros y que, simplemente, se levantó de su silla: "Mi exclusión quizá condicionara un poco el encuentro. Pero no entiendo que te tengas que quedar como una momia. Hemos caído con toda la dignidad del mundo".El segundo entrenador, Antonio Aparicio, se acercó a la posición a la que fue llevado Jané, bajo la grada, para transmitir sus órdenes a los jugadores. Finalmente, ya en el último tiempo adicional, también fue expulsado.
El Comité de Competición ha suspendido a ambos técnicos por un partido, por lo que ninguno pudo dirigir desde la banda al equipo ante el yugoslavo. Sans restó importancia a este hecho: "Los jugadores somos lo suficientemente veteranos para saber lo que tenemos que hacer", explicó.
En ausencia de Jané y Aparicio, sería con toda probabilidad el responsable de la selección, Pere Robert, ex jugador olímpico, quien asumiese la dirección.
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