El salto con pértiga vuelve a tener acento norteamericano

Los estadounidenses acabaron ayer con su larga sequía en la prueba del salto con pértiga. Nick Hysong, medallista de oro, y Lawrence Johnson, de plata, no estaban entre los favoritos al triunfo final, papel que parecía reservado al ruso Tarassov y a los alemanes Lobinger, Ecker y Stolle. Desde 1968 los pertiguistas norteamericanos no habían conseguido ganar en una prueba que hasta entonces había sido de su exclusivo patrimonio. Pero con el triunfo de Bob Seagen entonces, en la cita mexicana, se cerró una época. A continuación, de modo sucesivo, fueron llegando los pertiguistas polacos, los franceses y, sobre todo, los antiguos soviéticos, encabezados por el genial ucranio Sergéi Bubka.

Estados Unidos parecía cada vez más lejos del poder. Pero, inesperadamente, Hysong y Johnson rompieron ayer los pronósticos en un concurso que vio la participación del español Montxu Miranda.

Noveno, con un salto de 5,70 metros, Miranda se movió en sus márgenes habituales, a la espera de un despegue que se supone para dentro de un par de años. Con 23 años de edad, el pertiguista español todavía es un recién llegado al círculo de los mejores. Con el resultado de Sydney podrá empezar, sin embargo, a frecuentar las grandes reuniones veraniegas, que hasta ahora le estaban vedadas.

La competición fue la mejor del año. Cuatro saltadores superaron los 5,90 metros, una marca que apenas se había alcanzado en el curso de esta temporada. El vacío dejado por Bubka no ha sido cubierto todavía. Los franceses están en un periodo de regresión y los rusos han bajado el pistón.

La circunstancia fue aprovechada por los dos saltadores estadounidenses, que tienen fama de inconsistentes. Pero no fue así ayer. Hysong funcionó como un auténtico reloj y lo mismo se puede decir de Johnson, el primer pertiguista de raza negra que consigue una medalla en unos Juegos Olímpicos.