Los virtuosos abuelos suecos
El rival maldito de España se entrena con música, se concentra con familiares y hace turismo antes de un torneo en el país donde compite
El café de casa
Suecia, un grupo de abuelos virtuosos que han convertido el balonmano en un arte, ha derrotado a España en los seis partidos oficiales disputados entre ambas desde el Europeo de 1996. Los escandinavos, cuyas estrellas con leyenda pasan de los 34 años, lo han ganado todo excepto el título olímpico. Se concentran con sus familias, se entrenan con música y anuncian su retirada desde hace un lustro.Es improbable que alguien no disfrute del balonmano cuando ve en acción a Andersson, Olsson, Wislander, Thorsson y sus compañeros más jóvenes. De éstos, el más brillante es Lovgren, capaz de pasar, penetrar, fintar o lanzar como muy pocos. El ataque estático de los cinco mencionados es una pesadilla para los rivales porque todos ellos saben sin mirar dónde están los otros cuatro, crean combinaciones inverosímiles y aprovechan al máximo la anchura del campo, gracias a la gran calidad de los extremos. Su contraataque es tan letal como el de España, y sus dos porteros, Svensson (Barcelona) y Gentzel (Granollers) están entre los cinco mejores del mundo. Se les aprecian dos puntos débiles: la edad media del equipo, que obliga a mover mucho el banquillo para dosificar a los más veteranos; y que sólo disponen de un gran tirador desde más de 9 metros, Olsson.
El seleccionador español, Juan de Dios Román, se ha pasado las últimas horas encerrado estudiando vídeos, meditando sobre la manera de minimizar el peligro ofensivo de los suecos. Iñaki Urdangarín, el capitán español, también andaba preocupado, pero a la vez seguro del éxito: "Las leyes de la estadística dicen que alguna vez tenemos que ganarles, porque siempre estamos cerca. La clave es la consistencia de nuestro bloque defensivo, que debe obligarles a lanzar desde los extremos, por muy peligrosos que éstos sean. Y, si Barrufet para como sabe, podremos lanzar el contraataque para aprovechar la velocidad de nuestras balas y hacerles mucho daño".
Suecia es una piña de amigos con preparación exquisita. Hacen turismo en las sedes de los campeonatos con un año de antelación para no sentirse reprimidos cuando van del hotel a la pista y viceversa durante los mismos. Se llevan el café de su país y reciben la prensa diaria para no bajar al bar. Producen películas de vídeo en grupos de cuatro para reforzar el espíritu de equipo y la creatividad. Se entrenan con música, que el propio seleccionador, Johansson, se encarga de cambiar cada cierto tiempo mientras vigila de reojo si hay algún periodista del mismo país que su próximo rival, para rogarle amablemente que se vaya. Sus cuatro abuelos aseguran que éstos son sus últimos Juegos. Pero también lo dijeron antes de Atlanta 96.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.