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Los sindicalistas intentan imponer a Blair mejores pensiones

El Partido Laborista británico clausura hoy su congreso anual con la moral en alza y renovada confianza en el grueso del programa de gobierno de Tony Blair que ayer, en sendas intervenciones de los ministros de Educación y Sanidad, prometió nuevas inversiones para mejorar la formación escolar pública y la investigación y tratamiento del cáncer. El consenso y respaldo a la "misión" del primer ministro por renovar el país, según explicó con efectividad el día anterior, sólo se resquebrajó en la insistencia de los líderes sindicalistas por restablecer el vínculo entre pensiones y salario medio que abolieron los conservadores. Los delegados votaron, por una mayoría del 61%, en favor de la controvertida moción, atestando un golpe humillante a Blair, quien, horas antes, seguía defendiendo su estrategia de dar prioridad a las ayudas centradas en los jubilados con ingresos medios o bajos. El Ejecutivo antepone el principio de distribución de los recursos al de la universalidad que, en materia de pensiones, defiende, introduce una carga financiera insostenible para las futuras generaciones. "Queremos que los pensionistas participen en la prosperidad y riqueza del país", reiteró Blair poco antes de la votación.

La derrota no lleva automáticamente a un cambio en la política del Gobierno, quien confía en resolver satisfactoriamente la disputa cuando se anuncien en unos meses los detalles del Plan de Pensiones esbozado esta semana por el ministro de Finanzas, Gordon Brown. "Más claridad en su contenido hubiera evitado este debate", defendió ayer el sindicalista John Edmonds.

La enconada posición de los sindicatos en la materia hizo rememorar las disputas tan habituales en los congresos laboristas de décadas atrás. Pensiones, pérdida de los valores laboristas, reforma de la policía norirlandesa, igualdad de la mujer, futuro de la economía rural, de la caza del zorro, de la libra esterlina y muchas cuestiones más se discuten en acalorados debates fuera de la sala oficial del congreso. A pocos metros, granjeros, transportistas y cazadores, con sus gabardinas barbour y abrigos de cachemira, se manifiestan cada jornada contra el Gobierno.

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