_
_
_
_
ATLETISMO Sydney 2000

Marion Jones hace los deberes

La estadounidense se clasifica para la semifinal de 200 metros y la final de salto de longitud

Santiago Segurola

Marion Jones resolvió con éxito una jornada fatigosa en todos los aspectos. Disputó dos series de 200 metros y se ganó un puesto en la final de longitud, donde la estadounidense es impredecible. Ella lo sabe. Por eso acudió con cierto temor a la prueba de clasificación. Hace un año, en el Mundial de Sevilla, se desgastó más de la cuenta en los tres saltos que necesitó para entrar en la final. Le sucedió lo mismo en los trials estadounidenses. Jones no es saltadora. Pretende aprovechar su extraordinaria velocidad para ganar en una especialidad que le resulta fastidiosa. Sólo por su velocidad, debería dominar la prueba, pero tampoco lo consigue. Su falta de técnica y de coordinación suponen un lastre excesivo para la estadounidense.Al cansancio físico, Marion Jones añadió la tensión producida por el revuelo que causado el positivo de su marido, el lanzador de peso C. J. Hunter. No parece la mejor noticia para una mujer que intenta conquistar cinco oros. Sin embargo, no ofreció síntomas preocupantes. Un día después de aparecer con gesto muy serio en la conferencia de prensa de Hunter, salió a la pista con aspecto distendido. Sonrió con frecuencia, decidida a continuar su trabajo. Por la mañana, estiró las piernas en la primera eliminatoria de 200 metros. Como tampoco se viven días de vino y rosas en las pruebas de velocidad, se dio un paseo.

La complicación radicó en el calendario vespertino. Sin apenas tiempo de descanso, tenía que participar en la segunda eliminatoria de 200 y en la fase de clasificación de longitud. Marion actuó con inteligencia. Se limitó a tramitar el pase a las semifinales de 200, con una marca de 20.50 segundos. Ni tan siquiera ganó la carrera. El honor correspondió a la australiana Melinda Gainford, jaleada por 100.000 espectadores.

Jones confesó después su preocupación por la ronda clasificatoria en longitud. Se enfrenta a la prueba con demasiado prejuicios y poca técnica. Vistas sus carencias, varios especialistas se han ofrecido para mejorar el rendimiento de una atleta que se juega cada salto como si fuera la lotería. Mike Powell, plusmarquista mundial (8,95 metros), ha sido uno de los primeros en proponerse como Pigmalion de Jones. Ella ha oído los comentarios de Powell, pero asegura que no ha recibido ningún mensaje concreto de él. Con su característica determinación, Marion Jones dice que le importan muy poco las críticas que recibe. "Me gusta saltar. Lo hecho desde niña y seguiré con mi plan".

Su temor pasaba por un desgaste excesivo en la fase eliminatoria. Ante la magnitud del desafío que se ha marcado en Sydney, Jones no podía fallar en este punto. No falló. En su primer intento saltó 6,78 metros, marca suficiente para obtener un puesto en la final. La jornada, que se antojaba difícil para ella, terminó sin ninguna contrariedad, ni por el lado de su marido, que no acudió al estadio después de que el COI le retirara la acreditación para entrar en el recinto.

Los pronósticos sobre Marion han variado en los últimos días. Se da por segura su victoria en los 200 metros y se considera incierta su suerte en el salto de longitud, donde se las tendrá que ver con Heike Dreschler y Fiona May, dos especialistas que saben latín. Pero la mayor dificultad de Marion Jones estribará en aquellas pruebas que no puede controlar por sí misma. El deficiente estado de las velocistas estadounidenses pone en peligro el triunfo del equipo en los relevos 4x100. La única norteamericana en la final de 100 fue Jones. En 4x400 los problemas se acentúan: ninguna estadounidense alcanzó la final de 400. Así las cosas, los cuatro últimos días de competición serán angustiosos para Jones.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_