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Un líder con una misión

"Soy un hombre con una misión", confesó Tony Blair a los delegados del Partido Laborista, "y no tomaré las opciones fáciles porque éstas no nos llevarán al final de nuestro camino". "No tiene sentido", continuó, "liderar un partido o un país sin una misión y un propósito: prosperidad para todos. Creo que nuestra misión es moralmente correcta porque se sustenta en el principio de la solidaridad". La meta que ha fijado el primer ministro británico requiere, dijo, coraje y confianza para decidir las opciones más correctas para el futuro, que no siempre dejarán satisfecha a toda la población. "Ser honesto es bueno y debo deciros que hay cosas que no puedo hacer. No puedo recortar impuestos e invertir en educación. No puedo arriesgar la estabilidad ni explotar la cuestión del asilo por cuestiones de raza. Si queréis estas cosas, votad al otro tipo porque yo no las haré", dijo en referencia al líder conservador, William Hague.

Sin haber solucionado la disputa del combustible, que podría reanudarse en menos de dos meses, y con grupos de presión a la puerta del congreso laborista, el primer ministro se desvió de su discurso para dibujar su propio perfil humano, comprensivo y próximo a la gente. "Soy por naturaleza un unificador, un constructor del consenso. No creo en compromisos chapuceros, pero creo en (mis dotes) para unir a la gente", dijo.

En tono humilde y honesto, Blair rememoró su propio pasado cuando dejó el derecho por la política. "Estaba convencido de que el país necesitaba cambiar y hoy me siento orgulloso de liderar un partido más unido que nunca en ideas y confianza". Porque, dijo, lo que comenzó hace 100 años como una cruzada moral es hoy el camino hacia la prosperidad. "Realismo e idealismo están por fin en armonía, y yo, que he sido y soy un hombre afortunado, deseo retornar alguna cosa a la sociedad", puntualizó frente a una emocionada audiencia que ayer pudo olvidar el colosal batacazo en la opinión pública y recuperó, en las palabras de su líder, fuerzas para mantener las riendas del poder.

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