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DOPAJE Sydney 2000

El médico carga con la culpa

La prescripción de una sustancia prohibida destrona a Raducan, la minirreina de la gimnasia

Andreea Raducan, la gimnasta minirreina de los Juegos, ha sido destronada por un catarro o, muchísimo peor, por su médico. Yoachym Oana, en un error insólito en un equipo de élite como el rumano. Oana le recetó una medicina prohibida en su intención de que mejorase del enfriamiento que cogió el día 19 en la final del concurso por equipos, en la que el aire acondicionado de la sala se pasó de frigorías, y dio positivo, por pseudoefedrina, en el control antidopaje del 21 tras imponerse en la competición individual general.Así, la comisión ejecutiva del COI, a instancias del comité médico, le ha quitado a Raducan su medalla de oro, pero no la ha expulsado de los Juegos al considerar que no es directamente culpable de lo ocurrido. El galeno Oana, en cambio, sí que ha hecho las maletas y ha sido excluido de la fiesta olímpica por prescripción inapelable.

El dato definitivo de que la pequeña gimnasta de 16 años es inocente no lo dan sólo las explicaciones de Ion Tiriac, el ex tenista y miembro rumano del COI, que trató de salvarla echando la culpa al error del médico. Lo da el hecho de que pasó también el control tras ganar la plata en la prueba del salto del potro y entonces no sólo ya no dio positivo, sino que se le detectó un descenso evidente en la tasa del euforizante. Por ello no se la ha suspendido de todas las competiciones y, en consecuencia, Esther Moya, cuarta en ese aparato, no alcanza el bronce al no correrse el escalafón.

En cualquier caso, el COI, aun comprendiendo lo ocurrido, no ha tenido más remedio que aplicar a Raducan el reglamento en la prueba individual. De esa forma, su compatriota Simona Amanar, que se retiraba en esta cita, pasará a los archivos como la campeona, si bien, según su madre, renunciará a recoger el oro. Otra rumana, la campeona mundial María Olaru, subirá del bronce a la plata y el podio será completado por la china Xuan Liu, que había sido la cuarta.

El príncipe Alexandre de Merode, el miembro belga del COI y presidente del comité médico, lo explicaba ayer en el vestíbulo del hotel Regent tras bajar de informar a la comisión ejecutiva: "En el concurso por equipos Raducan no pasó el control porque se hizo un sorteo y no le tocó a ella. El día 21 dio positivo por pseudoefedrina. La presencia de un producto no grave, independientemente de todas las explicaciones que nos han dado, constituye una infracción que debe ser sancionada, por lo que se le retira la medalla de oro, pero no se la expulsa. Después, en el control siguiente, el del 24, cuando ganó la de plata, no dio ya positivo y constatamos un descenso muy importante en la tasa de pseudoefedrina, que se situaba por debajo del límite de lo prohibido. Por eso no había razón alguna para quitarle esa medalla. En conclusión, hemos propuesto a la comisión ejecutiva, y ella lo ha hecho suyo, retirarle sólo la del día 21, pero mantenerle el resto de lo que ha conseguido en los Juegos: el oro en el concurso por equipos y la plata en el salto. También hemos decidido la expulsión del médico rumano por tener una responsabilidad muy importante. Según las investigaciones que hemos hecho, fue él quien dio el medicamento, muy corriente, a la gimnasta. Se trata de un error, de alcance leve."

François Carrard, el director general del COI, fue también aséptico: "Estamos en una nueva etapa en la lucha contra el dopaje y cualquier presencia de un producto prohibido es un caso. Nosotros no miramos la intención, salvo para matizar la sanción según las circunstancias. Pero, si hay una sustancia prohibida, hay que aplicar el reglamento. Los rumanos han explicado que no ha sido su intención ayudar extradeportivamente a Raducan, pero parece claro que le han dado un producto contraindicado. Lamentablemente, figura entre los prohibidos. Los errores se pagan".

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