Blair intenta devolver la confianza a su partido

El primer ministro Tony Blair lanzó un mensaje de confianza en el proyecto neolaborista de gobierno a los delegados que inauguraron ayer en Brighton el congreso anual del partido. "Manteneos firmes, porque estamos haciendo las cosas correctas en las cuestiones fundamentales", dijo a través de los medios de comunicación, mientras un nuevo sondeo de opinión confirmaba la caída de popularidad del Ejecutivo y el despertar de los conservadores.

Blair y su equipo de gobierno dieron ayer los primeros pasos para recuperar el terreno perdido. Por primera vez desde 1997 llegan al congreso laborista, que se celebra esta semana en la ciudad costera de Brighton, con la coyuntura en su contra. Incitados por el caos de la protesta del carburante, el electorado retira su confianza en el neolaborismo y el partido da señas de división interna. Un nuevo sondeo, publicado el fin de semana, confirma el avance de la oposición conservadora, que logra aventajar en cinco puntos al Partido Laborista. "Manteneos firmes. Los fundamentos están funcionando", dijo Blair a los medios de comunicación.La misma línea adoptó Mo Mowlam, dimisionaria ministra del Gabinete, en su intervención ayer frente a los delegados del partido. "No debemos perder la calma ni dejar que los ataques de los conservadores nos desvíen de nuestro curso", les animó. Pero Mowlam tira la toalla y abandona la política para, confirmó ayer en Brighton, explorar otras vías profesionales. Con su deserción, Blair pierde la pieza más popular del Gobierno. De hecho, las encuestas de los últimos días destacan a Mowlam como la favorita de los británicos para suceder al primer ministro. El congreso se anticipaba como plataforma para afianzar el segundo mandato laborista tras las elecciones previstas el año próximo. Pero unir al partido y rehacer la confianza toman ahora prioridad. Fiscalidad y pensiones se presentan como puntos de discordia entre el Gobierno y los sindicatos, el grupo más poderoso entre los delegados. Para prevenir la ruptura, Blair adoptó ayer un tono conciliador respecto a los impuestos sobre el carburante y el reajuste de las pensiones.