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Un bronce desdichado

La española Fullana fue 'arrollada' por la campeona, la italiana Pezzo, cuando dominaba la carrera

Carlos Arribas

Marga Fullana llegó a los Juegos Olímpicos de Australia decidida a conseguir la medalla de oro y sólo logró la de bronce. No se conformó, no podía hacerlo. La ciclista mallorquina, doble campeona mundial en la especialidad de mountain bike, terminó la carrera llorando, bajó llorando del podio y siguió llorando durante toda la calurosa tarde en la granja de Fairfield, en las afueras de Sydney. Ni siquiera tuvo fuerzas para acudir a la conferencia de prensa. Lloraba de rabia, de impotencia, de expectativas frustradas. Su llanto la convirtió en una heroína desventurada.Su pesar era porque, a su entender, la ganadora, la italiana Paola Pezzo, que revalidó el título que alcanzase cuatro años atrás en la cita de Atlanta, la había arrollado antirreglamentariamente en el descenso de Dusty Chute (Caída polvorienta), al término de la cuarta vuelta. Lo mismo creen su marido y mecánico, Miquel Roselló, y los técnicos del equipo español, que intentaron presentar una reclamación. No coincidió con ellos, sin embargo, la presidenta del jurado, Chantal Lachance, ni tampoco, claro, su rival.

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"Me ha tirado, me ha tirado", gritó, a su llegada, Fullana; "ha venido por detrás y me ha empujado". "No es verdad", replicó Pezzo; "yo iba por mi trayectoria, por la derecha, y ella por la izquierda. Pero, cuando fui a adelantarla, ella giró a la derecha. Y también me hizo caer a mí".

En efecto, las dos corredoras, destacadas en la lucha por el triunfo, rodaron por los suelos, pero con diferente suerte. Así, por delante se quedó la italiana mientras que la española se deslizaba fuera del camino trillado y tardaba más en incorporarse.

Aunque Roselló quería recordar otro incidente en el Campeonato de Europa del año pasado, en el que Pezzo también derribó a Fullana, y quiso ver voluntariedad en la acción de la italiana, no parece muy claro ni muy lógico que Pezzo arrollara deliberadamente a su adversaria, sobre todo porque ella también corrió el peligro de sufrir una caída grave.

Más bien parece, pues, que la italiana, que llegaba desde atrás, remontando con fuerza en un circuito que se adaptaba como un guante a sus cualidades de rodadora potente, asumió un riesgo innecesario al adelantar a la ligera española, conocida como Spidergirl (Chica araña) debido a su gran capacidad como escaladora y a su aparente fragilidad, en una zona estrecha y en pleno descenso.

Como se había visto en las tres vueltas anteriores y como sabe Pezzo, el descenso es precisamente el punto más flojo de la ciclista mallorquina, que baja frenando y con prudencia.

En el código de circulación se describiría el asunto como un caso de imprudencia temeraria. En la decisión del jurado de no aceptar la reclamación de Fullana debió de influir, de todas maneras, una cierta indecisión de la delegación española a la hora de plantearla, frialdad que coincidió con la calentura italiana para defender la acción de su mujer. Su director técnico, Alfonso Morelli, incluso llegó a amenazar a Roselló en un típico episodio de apasionamiento latino.

"Sé que me ha tirado, pero no sé si la habría ganado si no me caigo", concluyó Fullana; "lo que me fastidia de verdad es que eso me quitó la posibilidad de seguir luchando por la victoria, la moral se me fue abajo y acabé la tercera".

Fue un final desagradable para una carrera espectacular en una especialidad durísima -sólo se alcanzan medias de 19 o 20 kilómetros por hora en una competición en la que las ciclistas están permanentemente entregándose a tope.

Las grandes favoritas se desgajaron del grupo desde la primera de las cinco vueltas. Fue Bárbara Blatter, suiza, la número uno mundial, que atacó desde el principio, quien diezmó el grupo, quien forzó la marcha y obligó a Fullana, Pezzo, Dunlap y demás a perseguirla desde el comienzo.

Fullana, fibrosa, la más potente en relación con su peso, la más resistente, la más dura, la más inteligente, supo marcar su ritmo y esperar que la fatiga acabara con la helvética. Luego, cuando ese momento llegó, se fue sola. Se había cubierto una hora de las dos que dura la prueba.

Pero entonces fue cuando Pezzo, especialista en recorridos olímpicos, trazados tirando a llanos que priman la potencia absoluta, las dotes de rodadora, sobre la calidad en la escalada, empezó su remontada final, comenzó un trabajo que concluyó arrollando a la española en el descenso del Dusty Chute, allá donde acababa el Koala Ridge, en pleno Sydney, en los Juego, en la carrera más importante.

Fullana cayó y, ya al final, fue también superada por Blatter, que encontró de esa manera una recompensa de plata a su valor ofensivo.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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