"Mi candidatura es la que puede realizar el cambio necesario en IU"

Fue el primero en postularse para suceder a Julio Anguita al frente de Izquierda Unida, hace ya casi un año, después del primer batacazo electoral -las municipales de junio de 1999-. Desde entonces ha venido perfilando un discurso que resume en una palabra: "Catarsis". Gaspar Llamazares, coordinador de IU en Asturias, compite con Francisco Frutos, secretario general de su partido -el PCE - por el liderazgo de la coalición. Frutos, que apoyó inicialmente al asturiano, le forzó en julio a "congelar" su candidatura, y ha acabado presentándose él mismo. El líder del PCE asegura que tampoco quiso ser cabeza electoral de la coalición el pasado marzo y que, como en aquella ocasión -Anguita sufrió un infarto- "las circunstancias le obligan" a estar en primera fila. Llamazares ratificó ayer oficialmente su aspiración "firme y decidida" a ser el próximo líder de IU, aunque se da de plazo hasta "el último minuto" de la VI Asamblea, a finales de octubre, para tratar de llegar a un acuerdo, que no parece cercano. Ayer cumplía el primer plazo para el consenso: por el momento, la división es clara. Ni Llamazares ni Frutos quieren ser el número dos. Se arropan con los coordinadores regionales que les han prometido su apoyo. Presentan documentos alternativos. Llamazares, además, cuenta con las corrientes minoritarias. Pero la clave estará en los resultados que provoquen los militantes en las asambleas provinciales que comienzan ahora y de las que saldrán los más de 800 delegados que van a votar una nueva dirección dentro de cinco semanas. Casi todos en IU temen "una asamblea de confrontación". Aun compartiendo el proyecto político, la lucha por el coordinador general puede llevar a la guerra abierta.

Llamazares se presenta como el candidato de la renovación, para liderar una "izquierda alternativa, transformadora, nacionalista, ecologista y feminista", que ocupe el espacio que, a su juicio, deja el PSOE, "por haber girado hacia el centro y el liberalismo".

Pregunta. ¿Qué es lo que quiere arreglar en Izquierda Unida?

Respuesta. IU tiene que abrir una nueva etapa. No soy catastrofista, pero creo que es el momento de cambiar. Lo que significa no sólo introducir matices políticos, sino también cambios de organización. Hemos tenido dificultades para recrear nuestra pluralidad, hacer de la diversidad riqueza, que es lo mejor y más ilusionante del proyecto de IU, y que ha estado enfermo en los últimos tiempos. Tenemos que recuperar las raíces. IU no es una hermana mayor que dice a las organizaciones sociales por dónde va la política; la política la hacen también las organizaciones sociales.

P. ¿Puede entenderse el actual conflicto interno como un reflejo de la lucha entre el PCE y las demás formaciones que integran IU?

R. En ningún caso. Los diversos candidatos -mejor que decir conflicto- somos todos del PCE, y algunos dirigentes regionales. Frutos es secretario general. La clave del Partido Comunista es, en mi opinión, muy poco explicativa de la complejidad de IU. Tiene más que ver con distintos enfoques del futuro.

P. ¿Por qué le retiró Frutos su apoyo?

R. Yo no lo percibo así. Que Paco se presente me alivia, porque favorece una mayor naturalidad en el debate. Es legítimo que piense que es un buen candidato, pero en estos momentos mi candidatura es la que puede mantener la identidad de IU y, además, realizar el cambio necesario.

P. ¿Aceptará ser segundo en una dirección que encabece Frutos?

R. Es imprescindible un cambio de personas, una incorporación de gente nueva que vive experiencias nuevas en la izquierda... Eso ha de reflejarse, simbólicamente, en el coordinador general. El efecto tiene que ser catártico: despertar posibilidades dormidas. Llevamos demasiado tiempo en la interinidad... El cambio en la coordinación debe ser para que IU se recupere y vuelva a ser una organización política influyente.

P. ¿Hay diferencias políticas?

R. No hay diferencias políticas de fondo. Los dos coincidimos en el proyecto político de IU, de una organización a la izquierda del PSOE. Es cierto que hay matices -el problema vasco, el modelo de organización, etc.-, pero no son esenciales. IU, pese a sus dificultades, tiene un gran acuerdo político.

P. ¿Cómo sería su política de alianzas?

R. Laica. Sin visceralidad, con alianzas estratégicas en la izquierda transformadora que creen una amplia red (no un bloque) de organizaciones diversas.

P. ¿Incluido el PSOE?

R. Eso son alianzas tácticas, donde incluyo al PSOE y a otras formaciones de izquierda moderada. Deben ser alianzas laicas, basadas en el espacio sociológico y en los programas. El imaginario colectivo no entiende muchas veces las grandes diferencias en la izquierda, y aún menos las confrontaciones.

P. ¿Con qué apoyos cuenta para ganar la Asamblea?

R. Nuestra candidatura tiene una mayoría ajustada. Pero no se resigna. Queremos ser una gran mayoría: una parte fundamental del cambio es que tenga amplios apoyos. Como una renovación pactada.

P. ¿Hasta cuándo hay margen para ese acuerdo?

R. Hasta el último momento.

P. El primer plazo ha fracasado.

R. Hay aproximación de criterios, pero se mantiene la diferencia en lo fundamental.

P. ¿El coordinador general?

R. Lo fundamental se simboliza en la figura del coordinador.

P. ¿Por qué se presenta Frutos?

R. Cree que puede hacer un papel de salvador de las diferencias y garantizar una transición hasta la próxima asamblea, en la que se haría el relevo. Propone que yo sea hasta entonces coordinador adjunto, pero no nos podemos permitir un periodo de transición. La mejor solución sería un coordinador que demuestre el cambio y que Frutos aporte toda su experiencia, autoridad moral y legado político de este último periodo en la dirección. Mi candidatura es firme.