El orgullo herido

Llegó el gran día para España, que se enfrenta hoy (11.00, hora española), en Sydney, a la temible Italia por una plaza en las semifinales. El joven equipo de Iñaki Sáez afronta la cita con confianza y con una motivación especial: derrumbar la arrogancia del rival. El técnico de los azzurri, Marco Tardelli, dijo que quería a los españoles en los cuartos de final porque nunca ganaban nada. Eso hirió el orgullo de Angulo y sus compañeros. Además, superado el escollo transalpino, el siguiente paso se antoja asequible: Japón o Estados Unidos. Por añadidura, Italia presenta bajas notables: el organizador, Baronio, está sancionado y Zambrotta, un interior de largo recorrido, y Pirlo, una especie de De la Peña, tienen molestias físicas."Si no juegan ésos, mejor, mejor", comentan al unísono los futbolistas españoles, que pisaron ayer Sydney por primera vez y quedaron estupefactos: no esperaban su algarabía. "Esto sí que es una ciudad. Hasta ahora estábamos en el desierto", dijo uno, en alusión a Adelaida y Melbourne.

En cambio, el defensa central, Amaya, es una tumba. Lleva dos días sin decir palabra. Está concentrado. "Es que es un partido muy importante", balbucea. Sin duda, el más importante de su corta carrera. La medalla está en juego para este joven de 22 años que la temporada pasada despuntó en el Rayo, que fue llamado a última hora para el Campeonato de Europa sub 21 y que ahora se codea con los grandes. Hoy tratará de anular a una de las joyas italianadas, Comandini, del Milan, que desde el Lanerossi Vincenza sigue la ruta del legendario Paolo Rossi.

La duda de Sáez es saber quién formará pareja con Amaya. Marchena se resiente del pubis. Así que quizá sea nuevamente el turno del tímido Unai, que ya actuó, y bien, ante Marruecos. Otra incertidumbre la despierta el lateral derecho: Puyol o Lacruz.

Italia y España son dos espíritus latinos con notables diferencias. La principal, que los azzurri suelen ganar. La segunda, que los españolas forman un grupo más sanguíneo, más directo. Sufren cuando no tienen el balón y se impacientan con facilidad. Los italianos, no. Son una placa de hielo. Sólo les altera el resultado. Mientras éste les sea favorable, perfecto.

Todo esto lo sabe Sáez, que ayer dio una consigna a los suyos: adelantarse en el marcador. Sería la única forma de que los italianos perdieran los papeles. Para ello España buscará los pases largos. Serán clave, según Sáez. Se enviarán balones profundos a los extremos, por donde se abrirán José Mari y Tamudo, invitando a que les sigan los tres centrales rivales, que así serían más vulnerables. O eso cree Sáez, que, además, quiere afinar la puntería: "Estamos poco acertados. Ya nos pasó en Eslovaquia. Somos los que más oportunidades creamos, pero resolvemos muy pocas. Es la hora de Tamudo. Ya le toca marcar". Así es, porque José Mari ha cumplido: dos tantos en los dos encuentros que ha disputado. Tamudo, en cambio, no se ha estrenado. Se mueve con inteligencia, pero le ha faltado el tino. Lo mismo que a Angulo, al que le está costando alcanzar la forma tras un mes de baja por lesión.