Moussambani y el reglamento
Dieciocho mil espectadores se pusieron en pie para animar al guineano Eric Moussambani. Según parece, lleva practicando la natación de élite cinco meses y los Juegos han sido su primera oportunidad de sumergirse en una piscina de 50 metros. Su esfuerzo fue emocionante y llegó al corazón de todos. "Lo importante es participar". No está de más recordar esta idea del espíritu olímpico en unos momentos en los que caen los récords como rosquillas y nos olvidamos de los deportistas que se sienten fracasados al no conseguir lo que esperaban.Cada vez se acentúa más el negocio de los Juegos tanto desde el punto de vista económico como desde el del éxito. Buscamos medallas a cualquier precio y no nos vale otra cosa. Los diplomas, las semifinales, no digamos ya el hecho de bajar tu marca unas décimas de segundo... Eso no es nada. A ver si queda claro de una vez que los deportistas son ante todo personas y no marcas, números o posibilidades de medalla. Según Moussambani, su participación olímpica tendrá una gran repercusión en su país y esto es el éxito de un aparente fracaso.
Ahora bien, no estaría de más que la Federación Internacional (FINA) aclarara su reglamentación en lo que se refiere a las marcas mínimas para estar en los Juegos. Hace cuatro años, en Atlanta, tenía establecidas dos en cada prueba: una para los países que participaran con un nadador y otra, mucho más dura, para los que presentasen dos. ¿Han cambiado las normas? ¿Cómo se explica que un nadador que lleva cinco meses entrenándose pueda competir? La mínima exigida, aun para un solo participante, será mucho menos que ese 1m 52s del guineano. ¿Son diferentes las reglas para un grupo reducido de países que están en otro nivel? Quizá se pretenda así suavizar la fiebre del deporte, cuyo único objetivo es el éxito en un grado superlativo. Querrán sólo los extremos, los que baten los récords y los que llegan al corazón.
Hace cuatro años, la FINA fue tajante en el caso de dos españoles que se habían quedado a escasas centésimas de la mínima y no accedió a que estuvieran en Atlanta. De haber participado, habrían luchado por la final A, dadas sus marcas, aunque no hubieran batido ningún récord ni hubiesen hecho levantarse a los espectadores. Quizás solo hubiesen llegado al corazón de sus familiares, amigos y paisanos. En aquel caso la FINA cumplió el reglamento a rajatabla.
Carlos Ramos fue nadador internacional español.
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