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TENIS Sydney 2000

Àlex Corretja se inyecta moral a costa de Ivanisevic

Carlos Arribas

Àlex Corretja, que llevaba medio mes sufriendo una aguda depresión -secuelas de su eliminación a manos de Carles Moyà en el Open de Estados Unidos-, salió ayer a la pista poco convencido de sus fuerzas. "En los últimos entrenamientos, la verdad, no me veía nada bien", explicó luego. Sin dejarle entrar en juego, el croata Goran Ivanisevic, un zurdo de clase y un sacador largo, se colocó con 4-1 a su favor y después con un 5-4 y un 0-30 de ventaja con Corretja al servicio. Como para que el tenista español pensara en imposibles. "Pero, poco a poco, me fui afianzando", dijo después; "se trataba de coger el ritmo, de empezar a ganar puntos desde el fondo y de presionar a Goran en su segundo servicio". Así logró empatar a seis y, finalmente, imponerse por 7-6.El segundo set fue más regular. Ivanisevic estuvo errático. Cuando saca, rompe la pelota. Y, si logra colocarla sobre el cuadrado apropiado de la rápida pista verde de rebound ace, que escupe la bola más que dejarla botar, el rival está perdido: 197 kilómetros por hora o así, a ver quién lo caza. Pero, cuando no está para nada, hasta el vuelo de una mosca distrae al croata, capaz de no verla y dar al aire.

Pese al empate formal que llevaba el partido, Corretja ya había tomado la batuta. Se veía. Incluso pudo haberlo zanjado definitivamente cinco juegos antes, cuando con 4-3 a su favor dispuso de un 0-40. Tres bolas para el 5-3. Tres bolas para que Ivanisevic demostrara quién es. Tres aces seguidos, sin cambiar de pelota, y dos duros primeros servicios más y 4-4. En el desempate, sin embargo, otra vez el perfecto Corretja y victoria al canto por otro 7-6.

Así que el barcelonés se fue al vestuario feliz y sorprendido. Encantado, dijo, de haber recuperado su fuerza mental; extrañado de lo bien que había remontado. Un hombre con una moral nueva, una moral olímpica. Estaba así, flotando en las nubes, cuando el primer periodista en preguntarle le heló la sonrisa: "¿Qué pasa, Àlex? ¿Has ganado porque has jugado muy bien o porque el otro ha jugado muy mal?" Vivir para ver.

Su próximo rival será el francés Arnaud Clement, autor de una de las victorias más sonadas en la segunda jornada, que vio cómo cayeron el bombardero británico Greg Rusedski, ante el citado Clement; el chileno Marcelo Ríos, el también británico Tim Henman y, sobre todo, el tenista de moda, el niño mimado, el gran favorito: el ruso Marat Safin, quien, recién llegado de ganar el torneo de Tash-kent (Uzbekistán) como continuación a su victoria en Flushing Meadows ante el norteamericano Pete Sampras, cayó ante el francés Fabrice Santoro, tahitiano de origen. No fue una mala nueva para Fernando Vicente, que derrotó al australiano Andrew Ilie por 6-3 y 6-3 y que ahora se tendrá que enfrentar a Santoro, no a Safin.

Mientras tanto, Conchita Martínez debutó con tranquilidad: 6-1 y 6-2 a la húngara Petra Mandula.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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