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Tribuna:BALONCESTO Sydney 2000EL ANÁLISIS
Tribuna
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El futuro es el presente

La verdadera competición comenzó para España con demasiadas malas noticias. Derrota, futuro complicado, rigidez ofensiva durante gran parte del encuentro, Herreros-dependencia y un rebote poco sólido derivado de un hecho de imposible solución: no tenemos un jugador que posea a la vez centímetros, kilos y capacidad bajo el tablero.Quinteto problemático. Lolo Sáinz no es amigo de cambios. Logrado un quinteto base, lo aguanta. Pero en el actual (Rodríguez, Herreros, Jiménez, Reyes y Dueñas) hay cierto desequilibrio. Los problemas de los hombres altos obligan a dar muchos minutos a gente como Jiménez, buen reboteador. Pero su presencia en la posición de alero-alto deja a Herreros como único baluarte en la anotación, lo que tuvo muy claro la defensa rusa.

A gorrazos. Si de algo sacó provecho Rusia fue de la morfología de la mayoría de sus jugadores. No es que sean altos, sino que las características de su físico (delgadez y unos brazos para rascarse las plantas de los pies) fueron un obstáculo insalvable para España. Cada balón lanzado cerca del aro tenía más posibilidades de salir despedido que de encontrar su camino a la canasta.

Tchikalkine. El partido se complicó para los restos con la entrada de Tchikalkine. El hombre entró en éxtasis e hizo un roto a la defensa española.

Cambio de rumbo. Salieron los júniors y Rogers, nuestro único hombre alto tirador, y el partido dio la vuelta como un calcetín. La actuación de Raul López y Navarro fue para tenerla en cuenta para un futuro. Este equipo los necesita más que para salir cuando el marcador señala alarma total. En un abrir y cerrar de ojos metieron entre los dos 16 puntos. Pero eso no es lo más importante. Aportan descaro, valentía, fantasía, velocidad y genio. Es hora de dejar a un lado su edad. Corbalán marcaba diferencias a los 17. Fernando Martín, a los 18. Epi, a los 19. No es que el futuro pase por ellos. Estamos hablando del presente.

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