El verdugo tranquilo
El medio del Valencia ha convertido 12 goles de penalti en un año
Ahí va Mendieta, la máquina de tirar penaltis. Se aclara la frente. Apenas la moja el sudor. La brisa del Bernabéu le revuelve una melena finísima. Parece un joven inofensivo que piensa en otra cosa mientras pone el balón en el punto de cal. Luego se detiene a mirar al meta. El portero es Casillas, y entonces algo extraño pasa. "¡No me quitaba los ojos de encima!", recordó Casillas ayer, tras una semana. "¡No mira el balón! ¡Joder!", pensé, "¡qué tío!'". No. Mendieta no mira el balón sino al portero, y no pestañea cuando mira, y mira de frente, clavando las pupilas sin escrúpulos. Relajado, los brazos caídos. Al fin y al cabo, sólo se trata de un disparo. El portero se acomoda y Mendieta sigue observándolo. Espera. Toma carrera. Va hacia el balón y su mirada sigue clavada en el guardameta. Casillas, hace un ademán. ¡Pum! Se tira a la izquierda pero el balón entra por la derecha.Así cayó Roa, el portero del Mallorca, el sábado pasado en Mestalla. Mendieta le marcó su penalti número 12 en un año. Con el Valencia 11 y uno con la selección, frente al portero yugoslavo Kralj, en la primera ronda de la Eurocopa. Doce penaltis desde que falló el último, contra el Racing en la primera jornada de la temporada pasada. Uno de los dos únicos penaltis que ha errado.
Observador nato, introvertido pero enormemente curioso, Gaizka Mendieta Zabala (Bilbao, 1974), comenzó a jugar al fútbol a una edad tardía, los 15 años. Si no hubiera sido por su mirada escrutadora probablemente nunca habría llegado a ocupar el lugar que ocupa hoy en el fútbol y en el Valencia, en el que es el capitán y el jugador mejor pagado. Su técnica demoledora en los penaltis también la aprendió mirando: a su ex compañero, el ruso Salenko, que hace años le enseñó esta suerte de paradinha. "Te esperas a que caiga el portero y la colocas al otro lado", le dijo. Y a fuerza de repetir, la ejecución es perfecta. Mendieta ha marcado de penalti en Liga, Copa, Liga de Campeones y Eurocopa. Espanyol, Madrid, Zaragoza, Racing, Betis, otra vez Madrid y Mallorca, cayeron bajo su remate punitivo en Liga. Fiorentina, Girondins y Barça lo hicieron en la Liga de Campeones y Yugoslavia en la Eurocopa. El tipo es uno de esos espíritus ausentes, de esos jugadores que se quedan mirando por la ventana del bus mientras sus compañeros se acomodan. Permanece en silencio, desapercibido. Y así, hasta que las cosas se ponen feas y su equipo necesita de alguien capaz de meter un gol desde 25 metros o convertir un penalti sin pestañear.
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