Antonio Fontán compara la política del emperador Augusto con la transición
El diario 'Madrid'
Antonio Fontán, ex presidente del Senado y catedrático de Filología Latina, comparó ayer la política de Augusto (63 a. J. C.-14 d. J. C.), el primer emperador de Roma, con la transición española. Fontán tiene una enorme autoridad para establecer este vínculo porque fue uno de los protagonistas de la transición. "Hay una cierta semejanza entre la transición y la política romana", reconoció Fontán en la primera conferencia del seminario La pervivencia del mundo clásico en la civilización actual, en los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía en su sede del Monasterio de las Cuevas (Sevilla).Fontán señaló dos puntos comunes entre la transición y la política romana: "el consenso y la utilidad". "La transición se hace por un sistema de consenso y su utilidad se resume en el mantenimiento de un sistema de libertades", explicó. Fontán comparó la actitud del emperador de Roma y la del Rey. "La república romana había padecido varias guerras civiles en los 60 años precedentes. Había fatiga política, desgaste militar y decadencia económica. Augusto ofreció la paz al mundo romano. Prometió que no habría más guerras civiles", explicó Fontán.
Antes de proclamar el imperio, Augusto tenía dos opciones: seguir a Agripa (partidario de devolver el poder al pueblo romano) o a Mecenas (partidario de "cambiar las cosas para que todo siguiera igual"). "Augusto concluyó que Agripa tenía razón. Sin embargo, aunque le dio la razón a Agripa, Augusto decidió hacerle caso a Mecenas", señaló el ex presidente del Senado.
A diferencia de Augusto, "el Rey le hizo caso a Agripa", indicó Fontán. "En España había un discurso de Mecenas, que era el discurso continuista: 'vamos a cambiar las cosas para que todo siga igual. ¡Cuidado! No estamos todavía preparados para la democracia porque ésta degeneraría en el caos'. El Rey tenía el poder: el Gobierno y las Fuerzas Armadas. Había una demanda de cambio, pero no había una capacidad revolucionaria para apropiarse del Estado. El Rey le hizo caso a Agripa, deseoso de devolver el poder al pueblo", explicó Fontán.
Además de presidente del Senado entre 1977 y 1979 y ministro de Administración Territorial entre 1979 y 1980 con el Gobierno de Unión de Centro Democrático, Fontán fue también director del diario Madrid entre 1967 y 1971. La dictadura franquista cerró el periódico, de talante liberal. Al recordar este episodio de su vida, Fontán estableció una diferencia entre el poder romano y las postrimerías del franquismo. "En tiempos del general Franco a mí no me hicieron lo que a Cicerón (106 a. J. C.-43 a. J. C.). A Cicerón le cortaron el cuello; a mí simplemente me cerraron el periódico", señaló Fontán con ironía.El ex presidente del Senado dijo en su conferencia, titulada Roma o el Estado, que la historia de ésta puede servir como punto de referencia de los vaivenes políticos de muchas naciones posteriores. "Una de las enseñanzas de la historia de Roma se resume en que es una especie de laboratorio en el que se produjeron toda suerte de situaciones políticas", comentó.
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