_
_
_
_
Tribuna:EL URBANISMO DEL LITORAL, A DEBATE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La cultura del respeto

Con la palabra "respeto" comenzaba la breve crónica publicada en EL PAÍS SEMANAL del pasado 3 de septiembre, referida al apartado que la Bienal de Venecia dedicó a la arquitectura. En la información se afirmaba que en el transcurso de la Bienal se aportaron varias "propuestas" y algo calificado como "presentaciones radicales". Todo en el contexto de una terminología convencional y escasamente definida.Tras la cita de algunos nombres relevantes a nivel internacional en la profesión, y dentro de una penosa horfandad de razonamientos, el artículo terminaba avisándonos de un sigiloso tránsito desde la estética a la ética, cosa no fácil de entender.

Porque la ética es una disciplina filosófica que se ocupa de los juicios de valor, cuando en ellos se distingue el bien del mal. Y la estética no va por ahí. Es difícil pues que se pueda pasar de la una a la otra, a favor de querer teorizar con algo más que palabras. Pero fuera fortuna que la cosa hubiera quedado en lo dicho. Porque luego, por radio y prensa, nos llegó el conocer los exabruptos dirigidos contra la obra, la imagen y la dignidad de nuestra arquitectura y de nuestro urbanismo en la Comunidad Valenciana. Calificaciones y descalificación insultantes. Un verdadero alarde de ignorancia y de atentado en la "cultura del respeto".

Un grupo de supuestos arquitectos holandeses intentaron publicitarse mediante el conocido sistema de la provocación grosera y desmedida. Citaron Benidorm, -evidentemente sin conocerlo en absoluto- y le superpusieron ideas nacidas en la inmadurez de su diseño por autocad, tanto como en las carencias de una auténtica capacidad y de una mínima capacitación.

Sería muy fácil denunciar las obras de tales individuos y caer con ello a posiciones de su mismo nivel, pero es proceder que no veo correcto en ningún caso. Estamos en una situación que no admite personalizaciones. Es un momento en lo social que cuestiona las opiniones y lo opinable como subordinado a la información. Y la información nace en este caso en una evidente irregularidad de comportamiento por parte de la Gerencia de esa Bienal de Arte veneciana.

Parece imposible que la elegancia y el cuidado exquisito que siempre caracterizó, en Italia, los comportamientos gerenciales en la organización y desarrollo de este tipo de convocatorias, no haya estado presente, en este caso, para impedir que lo que ahora es objeto de comentario y disgusto, se haya producido en forma tan desafortunada.

Porque los ciudadanos, arquitectos o no, que hemos vivido y sentido la evolución de una arquitectura con características propias y definidas, no podemos tolerar ni admitir juicios de valor irresponsables. Ni afirmaciones inciertas. Al llegar a este punto, anecdóticamente, parece que se produzca una confluencia con lo señalado al principio sobre ética y estética.

El respeto nace para la consideración expresa de lo estimable como bueno y de lo que no consideramos como tal. Es un índice de cultura indudablemente. Lo que pudiéramos llamar, coloquialmente, "buena educación", tal vez pudiera interpretarse como un cobarde absentismo en la opinión y como falta de sinceridad o de libertad.

Pero el soporte válido de esa cultura del respeto, que me he permitido enunciar como propuesta al principio de este comentario, ha de ser necesariamente la verdad. Y nuestra verdad necesaria significa rechazar enérgicamente esas irresponsables "propuestas", esos falsos juicios de valor y, como así utilizados, intolerables.

José Casas Hernández es doctor arquitecto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_