Iñaki de Rentería, ocho años en el 'núcleo duro' de ETA
El día en que la cúpula de ETA fue detenida en un caserío de Bidart (Francia), comenzó el ascenso en el escalafón de la banda terrorista de Ignacio Gracia Arregi, más conocido por su alias Iñaki de Rentería, hasta situarse en la cúspide. Y ha sido precisamente en Bidart donde el que el Ministerio del Interior consideraba hasta ahora como número uno de la organización, ha visto truncada su carrera, marcada por el triunfo de la línea dura en la dirección etarra.Gracia Arregi, nacido el 30 de noviembre de 1955 en Rentería, uno de los viveros de ETA, pasó por primera vez a la clandestinidad en 1974, cuando la policía estrechó el cerco sobre él por haber dado alojamiento en su casa a varios miembros de la organización terrorista. Inmediatamente se incorporó a los comandos Bereziak (especiales) de ETA político-militar, dirigidos entonces por Francisco Mujika Garmendia, Pakito, quien sería luego número uno de ETA-Militar hasta su detención en Bidart el 29 de marzo de 1992.
Los especiales se fusionaron en 1977 con ETA militar y, a mediados de ese mismo año, Iñaki de Rentería, también apodado Bruno, organizó un comando legal (con activistas no fichados) en Pamplona, pero fue detenido por la policía francesa cuando se disponía a cruzar la frontera para ponerse al frente del citado grupo. A raíz de este arresto fue encarcelado en la prisión de Bayona durante unos meses. Las autoridades francesas estuvieron considerando entonces la posibilidad de deportarlo a la isla Martinica, aunque posteriormente no aplicaron esta medida. Ese mismo año fue amnistiado por el Gobierno de UCD, pero no abandonó la lucha armada.
Apenas dos años después, fue detenido en Vitoria y puesto posteriormente en libertad, momento que aprovechó para volver a Francia, cuyas autoridades le retiraron el estatuto de refugiado político. Ignacio Gracia quedo encuadrado en el aparato de información, encargado de controlar a los comandos y a los activistas de ETA que se ocupaban de recopilar datos sobre futuros objetivos. El dirigente etarra permaneció en este aparato, a las ordenes de Pedro Ansola Larrañaga, Peio el viejo, durante casi una década.
Durante este periodo fue detenido dos veces por la policía francesa, en 1982 (y condenado a confinamiento durante dos años) y en 1984 (por llevar documentación falsa), pero quedó libre en ambas ocasiones. La suerte se le acabó a raíz de la captura de Santiago Arrospide, Santi Potros, en 1987, ya que la justicia francesa dictó entonces una orden de busca y captura contra él al considerar que era el responsable de reclutar activistas.
Gracia Arregui se encuadró entonces en el aparato político de ETA, a las órdenes de José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, en el que permaneció hasta muy poco después de la detención de la cúpula etarra en Bidart, denominada el colectivo Artapalo. Tuvo que esperar hasta mayo del año siguiente para situarse en el llamado comité ejecutivo de ETA. Los sustitutos de la dirección etarra fueron Iñaki Bilbao y Rosario Picabea, pero ambos fueron detenidos en el mes de mayo. Esta situación hizo posible el acceso a los puestos de máxima responsabilidad de ETA a Ignacio Gracia y a otros activistas.
Una obsesión
El nombre de Iñaki de Rentería se convirtió a partir de entonces en una obsesión para las Fuerzas de Seguridad de España y de Francia. Su rastro fue localizado en febrero de 1993, cuando la policía descubrió en la localidad de Bagnolets, próxima a París, una vivienda situada en el número 208 de la Avenida de Pasteur en la que Ignacio Gracia había estado residiendo durante los años anteriores pagando un alquiler de dos mil francos mensuales, según informa la agencia Vasco Press. Este piso era utilizado como sede de la oficina política de ETA y para coordinar la compra de productos químicos empleados en la fabricación de los explosivos con los que la banda atentaba en España.El dirigente etarra supuestamente había abandonado ese piso justo después de la captura de sus jefes en Bidart y del golpe asestado a la infraestructura que la banda terrorista tenía en Bretaña. La policía francesa supo posteriormente que Iñaki de Rentería había ordenado a sus colaboradores, poco antes de abandonar la vivienda, la ocultación de todos los archivos que había en el piso. Fueron llevados a un lugar seguro pero la policía logró recuperarlos en 1993.
La pista de Gracia volvió a reaparecer, realizando actividades características del máximo dirigente de ETA, tales como entrevistarse con los activistas ilegales (fichados) para ordenarles que se integraran en comandos y atravesaran la frontera. Esto fue lo que hizo, en febrero de 1993, con Felipe San Epifanio, Pipe, y Gregorio Vicario Setién, a los que ordeno viajar a Barcelona para poner en marcha un comando en esa ciudad.
La justicia española considera que Iñaki de Rentería, junto con José Javier Arizcuren Ruiz, Kantauri (en prisión en Francia), fueron quienes ordenaron a Juan José Rego Vidal, atentar contra el Rey en el verano de 1995. El juez Baltasar Garzón lo procesó por este intento de atentado. Iñaki de Rentería, que ha llegado a utilizar alias como Goros y Gorosti, ha comandado la organización terrorista junto a Mikel Albizu, "Mikel Antza", responsable político de la organización y supuesto número 2 de ETA, y Soledad Iparraguirre, Amboto, presunta jefa de los comandos. La otra pata dirigente sería la de Javier García Gaztelu. No obstante, Iñaki de Rentería no participó en las conversaciones mantenidas con representantes del Gobierno en Suiza, a la que acudieron Antza y Belén González Peñalva, posteriormente detenida. En el mismo nivel dirigente estarían Asier Oyarzabal, Baltza, y José Luis Arrieta, Azkoiti. O al menos esto parecía que era así hasta ayer.
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