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El escalador Iker Pou busca un patrocinador para profesionalizarse

Un futuro incierto

Los hermanos Iker y Eneko Pou, así como el también escalador Eduardo Martínez, regresaron ayer a Vitoria después de cumplir mes y medio de expedición en el Monte Proboscis, al noroeste de Canadá, concretamente en el territorio de Los Inescalables.El trío, que viajaba acompañado por un equipo del programa de TVE Al filo de lo imposible, se había fijado como objetivo prioritario escalar una vía de extrema dificultad al Monte Proboscis y regresar con imágenes suficientes para elaborar el correspondiente documental. Han cumplido a medias su propósito, puesto que el equipo no llegó a completar los 700 metros de la vía escogida. Sin embargo, sí escalaron las tres cuartas partes de la pared y superaron los tramos más complicados hasta que una fuerte borrasca de nieve y frío polar forzó su apresurada retirada. El martes, horas antes de despegar desde Calgary, Eneko Pou ofreció por teléfono un balance "satisfactorio, sólo empañado por el hecho de que las condiciones meteorológicas nos obligaron a salir de estampida cuando ya acariciábamos nuestro objetivo". La expedición tuvo que dejar el campo base en helicóptero -la única forma de abandonar el pie de la montaña- y sólo a última hora pudo recuperar el material colocado en la vía durante las últimas tres semanas.

Iker Pou, considerado como uno de los mejores escaladores del mundo, completó en solitario los largos más expuestos y complicados de una vía sólo escalada con anterioridad en 1992. A ratos, tuvo que escalar (por supuesto, con las manos desnudas) mientras soportaba temperaturas bajo cero.

Iker Pou logró recientemente escalar Acción directa, una vía localizada en el Frankenjura alemán y considerada como la más exigente del planeta. De hecho, Acción directa es el legado del desaparecido Wolfgang Gullich, para muchos una leyenda de la escalada adelantada a su época y el primer hombre que superaba el máximo grado de dificultad en escalada: un 9A. Con todo, el éxito de Iker Pou no ha contribuido de momento a aclarar su futuro profesional. Iker trabaja en los rocódromos municipales de Vitoria pero aspira a encontrar un patrocinador que respalde futuros proyectos de escalada. En un país sin tradición de este tipo, las gestiones se han revelado difíciles para Eneko, que antes de volar hacia Canadá ejerció de representante de su hermano. "Conseguimos algún contacto interesante, pero ninguno fructificó y tuvimos que aparcar las gestiones para centrarnos en la expedición. Supongo que ahora volveremos a intentarlo, pero las cosas no van a ser fáciles", reconoció el martes. La actividad de la escalada sufre el mismo problema que todos los deportes no asiduos de la pequeña pantalla: son transparentes para hipotéticos patrocinadores.

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