Expertos en biodiversidad piden trasvases "razonables"

Adiós al paisaje mosaico

Los expertos reunidos en las jornadas Paisaje agrícola y biodiversidad, que comenzaron ayer en Alicante, coinciden en señalar que las políticas de trasvases deben realizarse de una forma "razonable". Su postura no es contraria ni favorable a esta solución de los déficits hídricos de la España seca. Sólo piden que los responsables de diseñarlos tengan una cosa muy clara: "Los ríos no son tuberías".Francisco Díaz Pineda, del Departamento de Ecología de la Universidad Complutense de Madrid, pronunció una conferencia sobre la conservación de la diversidad en el mundo rural mediterráneo. En esta zona, expuso, "no existe un paisaje absolutamente silvestre, sino una red en la que conviven lo agrícola, lo ganadero y lo forestal". Su tesis es que "todo está conectado mediante el ciclo del agua". Por tanto, es lógico pensar que un trasvase que desvía agua de sus ciclos naturales incida en el área de la que sale y en la que lo acoge.

"Hablar de un plan hidrológico como si los ríos fueran tuberías es de una miopía muy grande", valoró Díaz. "No hay que pensar sólo en las venas que llevan la sangre, sino en el tejido que impregnan", concluyó.

En la misma línea abundó el director de las jornadas, Eduardo Galante Patiño, director del Centro Iberoamericano de la Biodiversidad de la Universidad de Alicante. "Los ríos son espacios de vida, y cualquier trasvase cambia de cuenca esa biodiversidad, o la elimina. Los trasvases afectan, y lo importante es ver en qué medida lo hacen", dijo.

Los trasvases mal planteados no son la única amenaza para la biodiversidad. El monocultivo y las políticas agrícolas que ponen su énfasis en la producción han provocado la desaparición del "paisaje mosaico", aquel que conformaban las pequeñas explotaciones perfectamente separadas por lindes. En esos lindes crecían especies que las grandes extensiones de cultivo han eliminado.La política agraria europea no ayuda a solucionar el problema. Según Galante, "las subvenciones están provocando que los agricultores cambien sus cultivos tradicionales por otros que les permiten recibir ayudas. Yo he visto girasoles plantados en saladares. Son cosechas que ni siquiera se recogen y que sólo buscan rendimiento económico".

Galante alabó la vigilancia respecto a los espacios protegidos, pero recordó que en el resto de terrenos no hay carta blanca para tratarlos como nos plazca. Es lo que ha sucedido con el cambio de usos en las explotaciones agrícolas. La maquinaria pesada ara a demasiada profundidad y elimina las rastrojeras, a pesar de que se ha demostrado que son beneficiosas para mantener la humedad del suelo. Los plaguicidas eliminan muchos insectos polinizadores, de cuya fecundación inconsciente depende el 60% de las plantas mediterráneas. Todo ello supone un menoscabo de la biodiversidad.