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Sueños infantiles

Laura, de cuatro años, rubia y con coletas, sufrió ayer una herida en la muñeca, como de un balazo, en el parque de la Solidaridad de Fuenlabrada. Pero ni los transeúntes ni los efectivos de emergencia se inmutaron. Incluso sus padres se lo tomaron a guasa: "¡Qué mal aspecto tiene; ahora se la enseñas al abuelo y le dices, mira, pupa!", comentaban, sonriendo. Y es que el balazo era de pega, como los arañazos y desgarros que lucían otros pequeños en el taller de maquillaje de terror, una de las muchas posibilidades para críos que ofreció ayer el Festival de la Infancia del que disfrutaron 40.000 niños.El Ayuntamiento fuenlabreño y decenas de colectivos juveniles quisieron que miles de niños cumplieran sus sueños. Así que convirtieron el enorme parque de la Solidaridad en paraíso infantil por un día, con un Titanic hinchable en pleno hundimiento, un tren, una pista gigante de coches teledirigidos, canoas, una sala de dibujo, un taller de manualidades y globoflexia, un escenario para títeres, un tenderete de tatuajes falsos, una minicarpa con videoconsolas, payasos, magos, zancudos y, de fondo, La Bomba y Salomé, atronando desde la megafonía.

El festival ha cumplido su quinto año y es un ingrediente indispensable de las fiestas patronales, dado que uno de cada tres vecinos de Fuenlabrada tiene menos de 16 años. Representantes de toda esta tropa pulularon ayer por el parque: bebés en carro, pequeños de pasos aún titubeantes, niños en triciclos de última generación que avanzan a empujón paterno más que a pedales, chicas con patines y chavales de bozo incipiente que guerreaban con las bolsas de agua potable cedidas por el Canal de Isabel II para calmar la sed.

Lidiando con la chiquillería, un centenar de jóvenes pertenecientes a colectivos de la localidad se lo puso fácil al Consistorio, que ha invertido sólo seis millones de pesetas en la fiesta. "Con esa cantidad habríamos cubierto no más del 10% de los gastos, pero la colaboración de algunos comercios y de los voluntarios ha sido impagable", comentó la concejal del Área Social, Lucila Corral, del PSOE, que paseó ayer por el recinto junto al Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra.

Aunque con labores diferentes, otros muchos adultos pasaron también el día en el parque, aguantando un calor asfixiante y sin poder participar. A algunos les costaba conformarse: "¿Y los padres no podemos jugar al scalextric?", preguntaba una mujer. "Hoy los mayores tienen que limitarse a mirar" le espetó un monitor. En teoría, la fiesta se montó, entre otras cosas, "para difundir la oferta de ocio y tiempo libre de las entidades infantiles y juveniles, dar a conocer el primer plan de la infancia del municipio y encuestar a los visitantes para elaborar el segundo plan". Se desconoce si los chavales se enteraron de todos esos objetivos, pero sudar y divertirse lo hicieron a conciencia.

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