"He sido un cantaor frustrado"
Antonio Carrión (Sevilla, 1964) es uno de los guitarristas de acompañamiento al cante más solicitado. Aunque hace bastante tiempo viene formando pareja artística con José Menese, en su currículo se dan cita los mejores cantaores de su época. Lo de la guitarra le viene desde muy niño, ya que con sólo 10 años empezó a acompañar a su padre por los diferentes concursos en los que participaba. Esta experiencia le da el conocimiento y destreza suficientes para tocar junto a cantaores profesionales. Su guitarra ha servido de guía a voces como las de Lebrijano, Curro Malena, Menese y el propio Chocolate, al que tuvo oportunidad de acompañar la noche del miércoles, cumpliendo sobradamente como es habitual en este guitarrista de la Macarena.Pregunta. ¿Como contempla el momento por el que atraviesa el flamenco?
Respuesta. A mí me parece que atravesamos momentos de confusión, ya que se está llamando flamenco a muchas cosas que en absoluto lo son. Como ayer decía Chocolate: 'Si eso es nuevo flamenco, yo prefiero seguir haciendo el antiguo'. Dejando eso a un lado, lo que se ha entendido toda la vida por flamenco está alcanzando unos niveles de perfeccionamiento, conocimiento y técnica endemoniados.
P. Usted siempre prefirió tocar para el cante, ¿por qué?
R. La verdad es que yo he sido un cantaor frustrado, igual que muchos otros guitarristas de acompañamiento. Además pertenezco a una saga de cantaores, ya que en mi familia cantaban mi abuelo, mi padre, mi tío y he convivido con el cante desde muy chiquillo. Seguramente ésa sea la razón.
P. ¿Por qué cree que valoran los extranjeros nuestra cultura más que nosotros?
R. Bueno tampoco hace falta irse tan lejos. Saliendo de Despeñaperros ya se nota como hay más respeto, se mima y se cuida mucho más cualquier tipo de detalle, en definitiva se trata mejor al flamenco. La explicación debe estar en que se valoran mucho más las cosas que no pueden disfrutarse a menudo que las que tienes a la mano todo el día.
P. ¿Qué momento de su trayectoria recuerdas con más cariño?
R. Para mí, el momento más bonito de mi carrera fue el primer día que le toqué a José Menese. Recuerdo que, estando en un festival en San José de la Rinconada, iban a cantar ocho cantaores a los que teníamos que tocar Pedro Peña y yo, pero Pedro se puso malo y yo le tuve que tocar a los ocho. Ahí fue donde debuté con Menese. ¡Lo que es la casualidad!
P. ¿Qué supone entonces para usted José Menese?
R. José a sido vital en mi carrera como tocaor. Sin él, no hubiese tenido la proyección que he tenido, ¡eso está claro! Y eso sin hablar del lado humano, ya que Menese es una bellísima persona que me ha ayudado muchísimo.
P. ¿Con qué escuela de toque se siente más identificado?
R. Evidentemente con la de Melchor de Marchena, Niño Ricardo, Manolo de Huelva, Manolo de Badajoz y todos esos monstruos.
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