Sin etiquetas
En cuestión de gustos y simpatías no hay nada definitivo. Es siempre algo personal. En el santoral de la Iglesia católica hay santos y santas para todos los gustos. Nada empece esto para que cada cristiano elija como modelo y protector personal al santo de su mayor devoción. Tal vez aquél a quien más y mejor le parezca que refleja en su vida la absoluta santidad de Dios.Lo que no es de recibo -por gustos o simpatías personales o de grupo- es colgar etiquetas a uno u otro santo para llevar el agua a su molino particular. Tal ha sucedido en la artificial polémica suscitada en algunos medios con ocasión de la beatificación de los dos grandes papas Pío IX y Juan XXIII.
Dentro del legítimo pluralismo eclesial habrá católicos a quienes les parezca óptima cosa el que la Iglesia haya beatificado a uno u otro papa, con el que se sienten más y mejor identificados en sus opciones o en sintonía con su manera de ser y proceder mientras ejercieron su pontificado.
Es absurdo el calificar de papa "bueno o malo", de "abierto o retrógrado", de "prosoviético o antisemita", etcétera, tratando de oponer personas o concilios. Las miras o categorías de orden temporal o político no son válidas -como algunos piensan- en la visión trascendente de la Iglesia católica.- Miguel Rivilla San Martín.
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