Adiós
Me voy. He tenido un día malo, muy agarrotado. No caminaba, no caminaba; subía sufriendo como un perro. He ido perdiendo terreno, más y más, hasta quedarme totalmente con Íñigo Cuesta. Si no nos hubiéramos retirado, seguro que habríamos llegado fuera de control. Una pena. Pero, por otro lado, estoy con la alegría de ver ganar a un amigo, a mi compañero de habitación desde que llegué al Euskaltel-Euskadi hace unos años. Como persona, conozco bien a Laiseka. Vive a diez kilómetros de mi casa, y lo ha pasado mal este año. Se cayó en La Rioja, y no ha podido competir durante tres meses, hasta después del Tour. Ya todo se le habrá olvidado. Es todo felicidad. Con un triunfo en alta montaña, y bien ganado. Ganar al Kelme, que está hiperfuerte, hipermotivado, con un espíritu tan guerrero, es para decirle chapeau.A mí me ha ocurrido todo tan de repente... No es eso de ir arrastrántote día a día. Me ha venido un bloqueo general. Ayer, después de la cena, sentí el estómago muy hinchado, con aires. Pero en la salida, me he presentado con ilusión. Entrábamos en una etapa de montaña. Llegábamos a nuestro terreno. Y a las primeras de cambio, me veo contra las cuerdas y no puedo superar ese momento malo. Con tristeza, dejamos la Vuelta. ¡Qué vas a hacer! Hay que estar a las duras y a las maduras, y más aún un corredor como yo, con experiencia y años. La vida de un ciclista es así de dura. Ya es mala suerte. El equipo perdió a tres corredores en la primera semana por las caídas, y ahora yo. Una pena.
Además, cuando la Vuelta entraba en la fase más interesante. Cuando nos hemos encontrado con un Casero que, aunque se retiró del Tour, se ha convertido en un candidato bastante firme, con un sobresaliente. Ha tenido el coraje de llegar adelante y arrebatarle el amarillo a Santos González. El cambio podía entrar dentro de los pronósticos. Pensaba que iba a caer del lado de Heras o, si no, de Casero. En la montaña, él no está perdiendo la compostura en ningún momento. Es un candidato sólido, pero yo pienso que podemos asistir a la Vuelta de Heras. Aparte de ser un gran corredor, tiene detrás un equipo que en Asturias la va a armar.
No estaré allí para verlo. Es una situación extraña. Me sentía en un nivel bueno, llegando cada día más o menos cerca de la cabeza. Y, de repente, te pegas con el puerto en el morro. Como si te colocaran un muro. No he podido pasar el momento difícil, me veía bloqueado. Poner pie en tierra es una decisión difícil, pero no hay que hundirse. Me considero una persona que sabe superar bastante bien los momentos duros. La vida sigue. Adiós.
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